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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la ideología de los jueces

Ha muerto Roberto García-Calvo, magistrado del Tribunal Constitucional español

Se trata de uno de los jueces incorporados al alto tribunal a propuesta del Partido Popular. Su pasado franquista y su ideología conservadora fueron profusamente analizados por la prensa orientada en apoyo al Partido Socialista.

Se aireó recientemente, como demostración de su hipotético carácter irascible, la disputa de tráfico con un ciudadano en la que éste le denunció, para desmentirlo en el juicio, por haber esgrimido una pistola. Había sido gobernador civil con Franco; le gustaba la caza; era socarrón, inteligente, algo engreído, poco amigo de actos sociales. En su vida más privada, le tocó sufrir duros reveses.

Con una brillante carrera profesional, García-Calvo era un jurista fino, generador de dictámenes, ponencias y argumentaciones que ninguna persona sensata, le gustaran o no, echaría en saco roto. Se podría discrepar con él, y encontrar tal vez razones. Cabría juzgarlo hosco, petulante y hasta parecer desagradable. Pero había que estar atento a sus argumentos. Merecía respeto académico (además de, por supuesto, personal); no era de los que se precipitan.

El importante debate sobre la ideología de los jueces y magistrados, que alcanza su tono mayor cuando se dirime la composición en las más altas instancias de la judicatura, no es, desde luego, baladí, pero se nos antoja estéril.

Pretender jueces carentes de ideología sería imposible. Aunque hubieran tenido que superar duras oposiciones y muchos años de carrera, la selección de los mejores tendría siempre un cedazo ideológico. Además, exigir que los jueces no tengan filias políticas es tanto como pretender que no piensen, que no se involucren, que no conozcan la sociedad en la que viven.

Esperar que fuera de otro modo, sería desconocer la naturaleza humana, de la que el poder es parte inalienable, y el individuo aislado, inerme.

Roberto García-Calvo, que descansa en paz, no fue, en ese sentido, más que el resultado de una opción personal por llegar a la cima de la jurisprudencia, eligiendo el camino a partir de las indicaciones disponibles. Jurídicamente, alimentó con sus argumentaciones, seguro que bien trabadas, una de las dos Españas. Fue su decisión personal.

Si, en otras circunstancias, hubiera apoyado a la otra España, desde la que le critican, sin haberlo conocido bien, algunos calientamentes, ya es tarde para preguntárselo a García-Calvo. Pero quedan muchos magistrados vivos para hacer una estadística. La pregunta rezaría algo así: ¿Se puede pretender llegar a magistrado del Tribunal Constitucional o de cualquier otra instancia superior, siendo ideológicamente neutro?

¿Piensan quienes airean la ideología de los jueces, con una clara intención de pretender la descalificación de sus actuaciones profesionales, que eso ayuda a entendernos mejor? ¿Les intranquilizaría acaso a esos iletrados el que estuviéramos de acuerdo en que quienes piensan como ellos piensan son unos impresentables?

1 comentario

Guillermo Díaz -

Es impensable creer que podemos tener jueces cartentes de cualquier ideología.
No obstante, por mi propia experiencia personal he de decir que en la Facultad de Derecho he tenido como profesor a algún juez que algunos podrían tildar de franquista, con una finura jurídica envidiable.
También he visto sentencias impecables, dictadas por jueces así, al igual que he visto auténticos engendros jurídicos dictados por jueces con otras ideologías.
Me quedo por tanto con "la profesionalidad" independientemente de la ideología política.