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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la inter-relación entre religión y política

Religión y política son dos maneras de interrelación con lo que trasciende al ser humano individual. Con la primera, desde que los primeros antropoides tomaron consciencia de su condición vulnerable, trataron de lanzar mensajes de simpatía hacia supuestos seres superiores, que tenían, forzosamente, que poseer la solución a todos los arcanos y misterios que les rodeaban. Con la segunda, buscaban la forma de organizar mejor sus vidas, para defenderse de los peligros inmediatos, y sacar beneficio de la fuerza e inteligencia conjuntas.

Podían, tal vez, haberse sostenido como dos actitudes compatibles, es decir, complementarias. Pero la tentación de mezclar los sectores de influencia de ambos fue, siempre, muy fuerte. Alardear de poseer las claves del mundo invisible, apoyado con eventuales manifestaciones cósmicas que pudieran ser atribuídas a los poderes de quienes convocaban las fuerzas del más allá, tuvo siempre importantes réditos, que se traducían en más poder y más respeto para organizar la vida de los semejantes en el más acá. Así hicieron fortuna muchos gobernantes y sus séquitos próximos.

Las religiones han demostrado un inmenso poder adaptativo para incorporar los avances de la ciencia y la técnica, y disculpar sus errores de percepción social, aunque sin descuidar la proximidad al poder terrenal,  bien para apoyarlo o para criticarlo. La figura de Jesús, cuyo atractivo histórico no se puede cuestionar, supuso un avance no superado hasta ahora, en dar consuelo a una población prácticamente endógena, dándoles fuerza moral para soportar adversidades y cohesionarse. Tuvo también otro efecto: incorporar principios éticos universales a un concepto religioso que, hasta entonces, había sido demasiado pedestre, obsesivamente preocupado por controlar a los débiles.

Posteriormente, hubo diversas adaptaciones de aquel esfuerzo ético para reconducir las obsoletas religiones, siendo una de las más curiosas, -por lo que significa, en general, de paso hacia atrás- la del islamismo, cuyo efecto de proselitismo en la llamada modernidad puede parecer sorprendente a quienes no conocen o no quieren conocer los entresijos del mundo árabe.

La toma de posición de la Conferencia Episcopal Española no tiene porqué sorprender. La religión nunca ha dejado de servir a la política, de interpretar la política. Extraña, sin embargo, que, después de lo que algunos creían que había conseguido la religión católica en España, después del fiasco de la guerra civil, que era mantenerse distante prudentemente de las interpretaciones del día a día, para reconducirse hacia las mejoras sociales, vuelva a convertirse en garante de hipotéticos mensajes de la divinidad,  respecto a la homosexualidad, el celibato, el aborto, la eutanasia, etc.

Los dioses no parece que se hayan esforzado en darnos ningún mensaje en ese sentido y las iglesias deberían entender (la católica, desde luego, también), que hay cuestiones que pueden afectar al debate ético, pero como no se trata de principios globalmente aceptados, es muy posible que cada sociedad tome sus decisiones, mal que le pese al pasado y al futuro, como le parezca en un momento dado. Si las decisiones van por el camino de la tolerancia y no causan daño a terceros, bienvenidas sean.

1 comentario

Antonio Conde -

www.mensajesdeladivinidad.com
Un afectuoso saludo
Antonio