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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la historia de las religiones y la educación para la ciudadanía

Para la formación ácrato-agnóstica de una mayoría de nuestra población, resultará sorprendente advertir que, a pesar de todo, muchas de las decisiones políticas que más nos afectan a nivel internacional están adoptadas por dirigentes con fuertes convicciones religiosas.

El culto a la divinidad, y su invocación/advocación en beneficio propio, ha sido una constante de la Humanidad, y se refleja de forma evidente en insignias, blasones, escudos y banderas. Desde In God we trust (USA) o God save the Queen/the King (Imperio Británico) a Dios, Patria y Libertad (R. Dominicana), son multitud los ejemplos de respeto interesado de los los pueblos porque un ser superior defienda a sus devotos de todo mal o, al menos, haga lo posible.

Dios/Allah también está muy presente entre la simbología musulmana. Allí lucen los  پرچم ایران  " la ilaha illa Allah " (No hay más Dios que Alá) y los Allahu Akbar (Dios es grande), que la parafernalia de los exégetas iraníes y el fundamentalismo islámico han querido interpretar dando a la devoción un tufo de insoportable intransigencia.

Mucho más práctica, desde luego, resulta la selección del Corán que ha realizado la monarquía marroquí, que lleva en su escudo la frase: "In Tansourou Allaha Yansouroukoum" (Si ayudas a Dios, El te ayudará a ti).

El análisis de todas estas referencias a la divinidad en la bandera patria resultaría motivo brillante de análisis para una tesis doctoral. Bastará en este Comentario lanzar el mensaje de que la historia de las religiones, su evolución, debería ser materia obligada de estudio en todo proceso educativo.

Cómo se han adaptado a las más diversas circunstancias, y lo siguen haciendo, y, por supuesto, porqué, es el mejor aprendizaje que puede pretenderse para formar un futuro adulto sensato.

Porque la educación para la ciudadanía es otra cosa. Y su evolución, aún reconociendo los amplios márgenes que se puede dar a la expresión, mucho menos interesante. Lo que no nos impide, en el ámbito restringido de lo que se ha entendido simplemente por "buena educación", bastante más divertida.

(De un libro de educación infantil de principios del siglo XX: "¿Qué defectos debe evitar el niño en la mesa?. Los siguientes: Estar mal sentado y mover la silla; poner los codos sobre la mesa; sostener la cara o la cabeza con la mano; exigir o rehusar alguna cosa; empezar por comer pan; tocar los manjares o las salsas con los dedos; revolver y soplar las comidas; hablar sin permiso de sus padres; comer y beber con ruido; hablar y beber con la boca llena; lamer el cubierto y rebañar los platos; comer a dos carrillos; llegar tarde y marchar demasiado temprano; beber sin limpiarse los labios antes y después con la servilleta; y todo lo que pueda ofender y repugnar a los demás".

La cláusula de cierre de la normativa nos resulta especialmente encantadora.)

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