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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la sicopatología de la Feria de Muestras de Asturias

Sobre la sicopatología de la Feria de Muestras de Asturias

El 22 de agosto, domingo, se cerró la quincuagésimo cuarta (54ª) edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias, más conocida como la Feria de Muestras de Gijón.

La hermosa ciudad costera asturiana ofrecía ese mismo día varios alicientes que competían con la oferta ferial. Sin duda, la que restó más público al ya longevo evento -además de la playa- fue el Rastro, que se celebra todos los domingos, también en las cercanías del estadio de El Molinón y del Parque de Begoña.

Según Alvaro Muñiz, director de la Feria (El Comercio, 22.08.2010), es posible que se superen este año los 700.000 visitantes, de los que el 25% proceden -según él mismo apunta- del mismo Gijón. Como la ciudad andará por los 270.000 inquilinos, esto podría traducirse en que una buena parte de los culomolláos vuelven varias veces al recinto.

No sabríamos adivinar el porqué de tanta reincidencia en visitar una feria que se recorre en un par de horas, una vez que se hayan recolectado los tres pins y las cuatro gorras de reclamo que regalan los feriantes, excepto como demostración de masoquismo, cualidad que no nos constaba acreditada en los gijoneses.

La Feria aparece, sobre todo, como una gran carpa de productos asiáticos que se pueden encontrar en todoacien, abalorios sin gracia, sartenes que no pegan, pulseras de asta y tallas simplonas de vendedoras senegalesas, y abrillantadores y balletas mágicas. Por supuesto, sin que falte la oferta de bocatas de calamares, pizzas resecas, chorizos de León y morcón de Tineo.

Ni los hologramas de Cajastur, ni los cuadros prestados por Tudela Veguín, ni la curiosa oficina de atención al cliente (?) de la enferma de pachorra Hidrocantábrico o el cansino despliegue de concesionarios de automóviles y tractores, eliminan la sensación agria de que la Feria necesita con urgencia un cambio de orientación.

Dos de las mayores empresas de la región asturiana han expresado su parecer al respecto. Alsa, no yendo (a pesar de que el metro cuadrado de Feria se vende a solo 100 euros). Arcelor-Mittal, repitiendo visita en un stand de circunstancias, en el que entrega el mismo folleto de propaganda de travestido siderúrgico que el año pasado, con el que confía desviar la atención sobre la reducción de inversiones y actividad en Asturias, reafirmándose como "un gigante siderúrgico que cuenta con 310.000 trabajadores en más de 60 países".

La Feria de Gijón tiene que ofrecer la muestra más eficiente, clara, agresiva, eficaz, de la producción asturiana. No puede derivar en un elenco de bisutería y abalorios, que solo concitarán papanatismos, cerrilismos, oportunismos comerciales de medio pelo y ofertas gastronómicas aptas para tomar en chanclas y bermudas.

Asturias tiene mucho que ofrecer, original, creativo, fértil. Y hay que ayudar a crear nuevos elementos, mejorar diseños, perfeccionar calidades, ampliar productos. Otra cosa sería que lo elegido para la Feria de Muestras de Asturias sea consolidarla como un escaparate de quincallería ofrecida por charlatanes profesionales a visitantes indolentes con mono de bocata y sangría y sin nada mejor que hacer.

(1) Nota: Un buen amigo observador me ha hecho notar que es bayeta y no balleta el paño que se usa o usaba para sacar brillo, lustrar suelos o enjugar líquidos; mi retorcido sentido del humor me habría traicionado; porque, en efecto, en esa Feria de la que hablo se venden ambas, con el mismo aspecto. He mirado en Google y, a pesar de lo que quiere la RAE, las balletas avanzar a ritmo de unas 70.000 entradas frente a 300.000 de las bayetas; y subiendo aquellas, que, como se verá en el enlace, hasta el poderoso 3M las está promocionando.

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