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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los gorriones y la política ambiental europea

Sobre los gorriones y la política ambiental europea

Hay menos gorriones en las ciudades y, sobre todo, en los campos. En el Día Internacional de la Biodiversidad -los 21 de mayo-, la Unión Europea este año ha elegido como símbolo el gorrión. Los seres humanos podemos vernos representados en los gorriones, porque todas las especies nos encontramos amenazadas en nuestra existencia; la biodiversidad ha disminuido debido al deterioro ambiental, y la especie humana está entre las que parecen abocadas a su extinción muy inmediata.

No somos los únicos perjudicados, aunque a otras especies parece irles bien. Hace tiempo que nos han abandonado la mayoría de los pitoreales, las oropéndulas, los ruiseñores. Pero es cierto que hay más gaviotas reidoras en nuestros vertederos de tierra adentro y urracas y palomas en los parques de tierra afuera.

Aunque no se ven muchas truchas pintarrojas, hay balsas con carpas, peces gato y gambusias que son una delicia para la vista. La biodiversidad se concentra, favoreciendo algunas especies sobre otras. Las grandes ciudades pueden tener hasta dos ratas por habitante; por las noches, las cucarachas y hormigas toman posesión de nuestras viviendas para hacerse con los desperdicios de nuestra comida.

Y, en fin, en lo que no vemos: las bacterias y virus gozan de buena salud.

La Dirección General de Calidad Ambiental española actuó de anfitriona de una Jornada de reflexión sobre "Mejores Instrumentos para la Política Ambiental Europea". Tuvo lugar el 20 de mayo de 2010, en el Salón de Actos del Ministerio de los tres Medios. Fue muy interesante, aunque, inexplicablemente, apenas había asistentes. Después de la pausa para el almuerzo (al que fuimos obsequiados por la Adminstración anfitriona) no quedaron más que los conferenciantes y cuatro gatos.

Fue una lástima, porque, además de que quedó un tanto en entredicho ante los invitados la capacidad de convocatoria del Ministerio, resulta que el tema y el tratamiento que dieron al mismo los ponentes fueron del mayor interés. No tiene, por ello, sentido, destacar a ninguno de los ponentes, porque todos expresaron ideas muy atractivas, en el objetivo de Mejorar la Regulación ambiental de la UE (Bélgica y Hungría son las sucesoras de España en una Presidencia algo adulterada por los Acuerdos de Lisboa del organismo), y de conseguir una Mejor implementación -rectius, diríamos nosotros, implantación- de la política de la Unión en ese campo.

Tuvimos ocasión de charlar, en los entreactos, con Barbara Dewulff, de Bruxelles Environnement y con John Seager, del Better Regulation Group of the EPA Network, además de con Ignacio Monfort, Consejero delegado del ISR, por lo que no ocultamos que lo expresado a continuación no responde exactamente a las ponencias, sino al trasfondo de la Sesión y, por supuesto, a nuestras propias apreciaciones.

Ante todo, hay que expresar que la Unión de Comerciantes que está en el trasfondo de la creación y sostenimiento de la Comunidad Europea, ha evolucionado, por razón del trabajo de la Comisión y de sus principales impulsores, hacia una generadora de legislación, por la vía, tanto de Directivas, como de Recomendaciones y Decisiones.

Esto tiene importantes efectos sobre la competitividad de las empresas y la percepción por los sectores industriales de las medidas legislativas que se adoptan, especialmente en el tema ambiental, en seguimiento de un espíritu de liderazgo ético mundial que viene asumiendo, sin demasiado éxito hasta ahora, la UE en los foros internacionales.

Dewulff expresó que la reducción del marco regulatorio  -tomó como ejemplo el de los residuos- es imprescindible. No se trata de disminuir el control, sino de hacerlo más coherente, inteligible para los actores, y evitar redundancias o contradicciones en la interpretación por los Estados miembros. En el caso de España, además, la complejidad toma caracteres de esperpento, debido a la cesión de las responsabilidades ambientales a las Comunidades Autónomas, que han creado una parafernalia de disposiciones que hace, incluso a los expertos, prácticamente imposible su seguimiento y cumplimentación.

En el año 2007, había en la UE, en residuos, 9 Regulaciones, 19 Directivas, y 37 Decisiones, que creaban una genuina inseguridad jurídica, con esporádicas revisiones y calendarios para su efectividad no siempre bien definidos. Faltan, además, aspectos sustanciales, como los relativos al reciclado, a los bioresiduos, a los residuos de Construcción y Demolición (C&D) o a los aparatos electrodomésticos, así como a la concreción de lo que llaman los expertos EPR (Extended Producer Responsability)

(seguirá en otro Comentario)

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