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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Dogmas entre la Fe Ciega y el Descrédito Arrepentido

No se le han concedido al Gobierno de Mariano Rajoy los cien días de gracia que, siguiendo normas de la ágrafa cortesía ciudadana, se merecerían los miembros de todo nuevo Ejecutivo.

Tampoco puede decirse que el equipo ministerial nombrado en diciembre de 2011 esté utilizando ese intervalo para tomar contacto con los temas prioritarios y evaluar el alcance de las decisiones más urgentes. Al contrario. El Gobierno no ha dudado ni un minuto en sacarse de la chistera un plan de medidas muy severas, fundamentando su actuación en que la situación que se encontraron es de extrema gravedad y que el equipo anterior ocultó o enmascaró datos, además de haberlo hecho muy mal.

El descrédito sistemático emitido desde el Gobierno actual hacia casi todo lo realizado por el equipo socialista anterior, se entrelaza con la exigencia de una fe ciega en que las medidas adoptadas van a suponer, en un plazo de dos años, la deseada reactivación. Punto de vista totalmente discrepante con lo que vaticinan los expertos del PSOE y de los sindicatos CCOO-UGT (en realidad, convertidos en uno solo, bicéfalo), que no dudan en asegurar que habrá más paro y que la mayoría se hará más pobre mientras los más ricos enngordarán sus fortunas.

La polémica no es, desde luego, académica. No se trata de contrastar las bondades del neoliberalismo frente al criptosocialismo, o al revés. Tampoco me parece que, en la medida en que afilan sus diferencias, quienes creen defender al empresario frente al empleado obtengan más bazas en su mano para enderezar la situación que quienes  gritan que los puestos de trabajo son sagrados y el empresario disfruta siendo un acumulador de plusvalías.

Estoy lejos de quienes pretenden obtener la fortaleza para sus mensajes en mítines improvisados en donde el ambiente se caldea a base de vítores y aplausos. Pero también estoy lejos de los que se han imaginado que la fórmula mágica para activar una economía de un país muy dependiente del exterior y con altas prestacciones asistenciales, es reducir duramente la inversión pública y confiar en que el sector privado adquiera mayor protagonismo y aumente en corto plazo la generación de valores añadidos, con un par de palmadas en la espalda.

Huelga general, pues, convocada para el 29 de marzo de 2012, y porque "no hay otro remedio" para protestar contra la reforma laboral. Mal asunto. Porque si se manejan dogmas por parte de quienes debieran dialogar, que nos obligan a elegir entre la Fe Ciega o el Descrédito Arrepentido, no veo que con tales banderas podamos ir a ningún sitio apetecible.

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