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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Por dónde empezar para llegar a ser empresario

Apenas finalizado el IV Congreso Internacional de Excelencia, Madrid ha acogido el III Salón Miempresa, también en la primera quincena de febrero de 2012, dedicado a prácticamente el mismo objetivo (aunque con diferentes promotores): motivar a que el personal se anime a saltar a la arena de los mercados como emprendedor.

El propósito tiene su intríngulis y da, por tanto, para alimentar varios Congresos y unos cuantos debates en los que "emprendedores de éxito", "entidades de promoción" y "vendedores de optimismo" se encuentren, expongan sus ideas ante un público siempre numeroso y, después de cada acto, se retiren todos a sus lares, satisfechos -supongo- de haber representado su papel.

La duda que me plantean estas ceremonias de estimulación al entusiasmo, a las que les faltarían únicamente los cánticos colectivos de invocación (GodSpell) a un ser superior (en este caso, The market, of course), sirven de verdad para que se creen más empresas o solamente ocupan un tiempo de quienes están desesperados buscando un empleo.

Nuria Ribas (Directora de Dossier Empresarial) hizo de moderadora en el encuentro que reunió el día 15 de febrero de 2012 a Clemente Cebrián (Fundador de El Ganso), Javier Chamorro (Fundador de Centrum e Iqube) y Antonio Sainz Millán (Fundador de En su sitio). Si los organizadores de este debate pretendieron confrontar diferentes visiones de "jóvenes" empresarios, con éxito -según se contó- todos los tres en sus proyectos, no pudieron elegir mejor a sus candidatos.

Chamorro, a la cuestión de "cómo empezar un negocio", opina que "hay un montón de oportunidades de equivocarse".

Esta es, para mí, la clave del edificio: encontrar la oportunidad válida para pasar de empleado, recién licienciado o parado, a emprendedor. Y basta una sola.

La inmensa mayoría de los potenciales emprendedores no se animan a montar una empresa, porque no saben valorar la viabilidad de las ideas que se les ocurren como posibles negocios, y las abandonan en estado de no-natas.

Otros (los menos) se lanzan a la aventura con el solo bagaje de su ilusión y su temeridad. En los casos de fracaso, éste proviene frecuentemente de la falta de información previa del mercado (que se sobreestimó), de la insuficiencia en la valoración de las necesidades financieras, y de no haber alcanzado el período de madurez para el negocio, antes de que aparecieran competidores más fuertes en ese peculiar nicho de mercado. 

Sainz Millán se elevó a las alturas de la provocación cuando expresó que "ser empresario es una condición natural: es un mal empleado, porque encuentra permanentemente conflictos debido a su personalidad". Discrepó así de Chamorro, que entiende que "el emprendedor no nace. El entorno te marca al menos un poco, porque te animas a emprender si tu padre es empresario. El sistema educativo no lo baraja como una opción: aquí (en España) no hay materia prima de emprendimiento."

Como situación natural, heredada o provocada, opino que lo que la sociedad debería bombear continuamente a los espacios donde se dan los hábitats más favorables para emprendedores -las escuelas de negocios, las Universidades, los Centros de Formación Profesional-, adecuando las propuestas a las formaciones que se impartan en ellos, son oportunidades de negocio. Que es lo mismo que decir carencias o insatisfacciones del mercado, así como conocimientos en las nuevas tecnologías que permiten hacer lo conocido más barato, más rápido (con plazos más cortos), de mejor calidad.

Esa información, ofrecida de forma lo más ordenada posible, debería estar disponible como guía práctica para emprendedores. Debería haber muchas de esas guías: de las Universidades, de las Administraciones públicas, de las grandes empresas, de los Centros de Investigación, de los analistas de mercado...

¿Por qué emprender? La idea de "aportar algo positivo a la sociedad" parece estar en el núcleo de las intenciones que motivaron, en su momento, a los jóvenes emprendedores que hoy dirigen empresas de éxito. Cebrián calificó de propósito "fundamental, dar empleo directo e indirecto. Estamos en un momento en que no puedes enfocar montar un negocio con la intención de ser rico". Sin embargo, en una situación de masivo desempleo, el conseguir un puesto de trabajo para uno mismo ya me parece objetivo suficiente.

Para Chamorro, "el capitalismo falla por la ética. Hoy día hablamos de emprendedores, que suena mucho mejor que empresario; emprender e innovación son palabras de moda: si no eres emprendedor innovador no eres nada". Y aventuró algo que sonó a sorprendente, pero revelador: "En el futuro los empleados serán los que elijan a sus empresas, y no al revés".

(continuará)

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