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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la innovación para crecer: lo sustancial y las zarandajas.

"Innovar para crecer: Cómo invertir en proyectos y emprendedores" fue el título de una media Jornada convocada por el semanario económico El nuevo lunes y Telefónica, que reunió a un par de centenares de interesados en el tema, y que tuvo lugar el 14 de noviembre de 2011.

Empezaremos por el final: en el coloquio de la segunda mesa redonda, formulamos una doble pregunta que, en esencia, expresaba la curiosidad por conocer si los ponentes -que acababan de exponer sus proyectos de éxito- no temían que la explicación detallada que habían ofrecido acerca de en qué consistían sus iniciativas (la mayoría, en fase de maduración) supusiera animar a que otros se los copiaran y, en segundo lugar, atendiendo más a la forma en que habían seleccionado el objeto social para su empresa, si no creían necesario que, además de presentar proyectos de éxito como los suyos, no se debería orientar a posibles emprendedores y, sobre todo, a los inversores, acerca de las oportunidades de mercado.

Una respuesta a estas preguntas la encontrará el lector curioso en algunos de nuestros comentarios anteriores. Sin necesidad de analizar los perfiles de los asistentes a este tipo de reuniones, aventuramos que atraen, principalmente, al grupo de jubilados o prejubilados que se mueve con asiduidad por estos encuentros, a consultores que anotan ideas para su propio discurso y, desde luego, a algunos futuros empresarios que tienen un proyecto y carecen de la financiación para ponerlo en marcha.

Hay una distinción fundamental que es imprescindible trazar en estos encuentros: las soluciones o los estímulos individuales para emprender no coinciden más que en pocos puntos con lo que deberían ser los planteamientos colectivos para dinamizar una economía. Entre el sálvese el que pueda o sepa y la solución de alcance general hay un trecho muy complejo.

Vaya por delante que nos gustaron, por su empuje y claridad, en especial, dos de las ponencias: la de Juan José Güemes, perfecto en su papel de previsible futuro responsable de la dinamización empresarial desde la Administración central, cuando el Partido Popular se haga con el gobierno de España, y la de José Ramón García, presidente de Blusens. No menospreciamos la calidad de las demás intervenciones, sino que apuntamos en la dirección que se nos antoja imprescindible para reactivar la economía: expresar ilusión y confianza en el futuro. 

Sostiene Güemes -y lo apoya con estadísticas extraídas de Eurostat- que los españoles no somos aversos a emprender, contrariamente a lo que "vienen Vds. oyendo. No hay nada genético en los españoles en contra de la capacidad para emprender", y es una "buena noticia, porque no hay necesidad de cambiar la cultura"; para Güemes, los nuevos emprendedores provienen, generalmente, "de gente con experiencia, entre 30 y 45 años".

Se equivocan también, apuntó el ponente, "que no es verdad que España sea un país sesgado hacia la construcción y el turismo", ya que "producimos una extraordinaria tecnología, que encuentra, sin embargo, una difícil salida", por dos razones, al menos: "tenemos una potente industria de private-equity, pero que no debe confundirse con el venture-capital" y "el científico no quiere emprender", por lo que muchos buenos proyectos no se realizan en nuestro país.

La razón principal de la escasez emprendedora la sitúa el ponente en que "los Bancos no prestan dinero a las empresas y familias, y, sí en cambio, a las Administraciones públicas, que como no tienen suficiente para sus gastos, acuden, además, a los mercados internacionales, con las consecuencias, de todos conocidas. " (aumento del endeudamiento público, y a tasas muy superiores a los países de la eurozona más eficientes)

(continuará)

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