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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Por qué adelantar las elecciones no es la solución

Los estrategas de la campaña electoral del PSOE han valorado positivamente los efectos de que el presidente de Gobierno, y los ministros más cualificados de esta corporación política, hayan decidido engañar, no solamente al partido que se ha convertido en su clara alternativa, sino al electorado, respecto a las fechas en que se convocarían las próximas elecciones generales en España.

Se entienden, por supuesto, las razones, para anunciar, por fin el adelanto de la convocatoria, fijada por fin, en alocución de Rodríguez Zapatero del último viernes del julio de 2011, para el próximo 20 de noviembre.

Perdida la credibilidad -justamente por la acumulación de promesas incumplidas, fundamentalmente debido a haber subestimado temerariamente la crisis, y tener que aplicar, finalmente, en plena tomenta, medidas contrarias a su programa electoral y, para colmo, dictadas por autoridades extranjeras (europeas y norteamericanas)-, el presidente, que ya había anunciado que no sería candidato, se enfrentaba a un período de desgaste del Gobierno, sin autoridad ni carisma para negociar los imprescindibles pactos de ajuste económico con la oposición y, sobre todo, con los sindicatos.

Sin embargo, las "medidas imprescindibles para el país", con las que se justificaba, hace solo unos días, la necesidad de agotar la legislatura, o eran pura fantasía dilatoria o, si verdaderamente inevitables, siguen sin ser abordadas, y deberán ser acometidas por el equipo que gane las elecciones.

El PSOE, con su falta de claridad respecto a las razones, se ha metido de lleno en los terrenos del dilema del barquero. Si son imprescindibles esas medidas y se piensa que va a ejecutarlas su candidato Rubalcaba (vicepresidente primero del gobierno hasta ayer mismo, como quien dice), se le está otorgando a este político una fuerza persuasiva o una capacidad resolutoria de la que carecería Rodríguez Zapatero, al que se estaría confirmando como un muñeco sin baterías.

Más bien somos de la opinión de que el PSOE, con Rodríguez Zapatero y Rubalcaba a la cabeza han pensado que, puesto que Rajoy será el próximo Presidente de Gobierno, no hay que darle ninguna opción. Las medidas que hay que adoptar son claramente impopulares y se avecina una temporada de tensiones sociales, dificultades económicas y duros ajustes presupuestarios.

Como no nos creemos que el PP, por muy ingeniosos que se sientan sus mejores militantes y simpatizantes, tenga varitas mágicas ni fórmulas misteriosas, le corresponderá a este partido, convertido en el más votado, pero con previsible insuficiente mayoría para gobernar en solitario, recorrer un calvario de pactos muy costosos con los minipartidos autonomicos, huelgas y protestas muy airadas y reducciones de gastos y, por supuesto, de las inversiones en infraestructuras.

Aquí está, para nosotros, el meollo de la cuestión. Pensando en país y no en partido, y entendiendo que hay que actuar con las medias drásticas haciendo que el peso mayor lo lleven quienes más tienen, nos parece que un verdadero gobierno socialista debería tener más éxito en explicar a la población que, después del magnífico recreo del que hemos disfrutado, ha llegado el momento de realizar penitencias.

Aunque, bien mirado, en España, si atendemos a los programas electoralistas, los dos principales partidos son socialdemócratas de boquilla pero liberales en la práctica, por lo que lo que estarán maquinando los sanedrines de ambas formaciones es la fórmula de la vaselina con la que nos van a quitar un buen trozo de bienestar a la clase media.

1 comentario

pilar Núñez -

Soluciones hay pocas. Las rectificaciones con este gobierno han sido constantes desde el principio, empezando por una prometida reducción en el IVA de los libros y acabando con una necesidad de agotar la legislatura, a una convocatoria de elecciones anticipadas.
Evidentemente soluciones hay pocas aunque siempre nos quedará la esperanza de que Rajoy "haga los deberes" y aplique su "sentido común".