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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el momento del cine español

Quienes asistimos el 14 de febrero de 2010, con la emoción del directo, a la Ceremonia de entrega de los premios Goya a las mejores expresiones de esa expresión artística singular que es el cine, hemos vivido un momento muy especial.

No pretendemos referirnos aquí a los premiados, a los que felicitamos con lógico orgullo, como españoles aficionados al cine. Las dos películas vencedoras de la noche, Celda 201 y Agora, lo merecían con toda legitimidad y Monzón y Amenábar, sus directores, son un estupendo ejemplo del alto nivel que ha alcanzado el cine español. No todo el cine que se produce aquí, obviamente, pero sí la locomotora de cabeza, la que sirve de arrastre a todo el complejo.

La existencia de películas en verdadera competencia por ser ganadoras, los buenos actores, los excelentes guionistas, la preocupación por conseguir los tempos, acertar en los vestuarios, encajar la música, etc. no se improvisan. Estaban allí, mucho antes de la consecución de ningún Goya.

Lo que no estaba en el Cine español era el logro de una ceremonia de entrega de Premios que sirviera para mostrar la coherencia de la Academia, bajo una dirección de altura, y en un acto conducido por un maestro de ceremonias de excepción, cumpliendo con un guión del acto realizado con imaginación y sentido del ritmo y de la oportunidad.

Este mérito es, en primer lugar, de Alex de la Iglesia y de Andreu Buenafuente. Contar con ese guión de base con actores que se representan a sí mismos, con toda su humanidad y entrega para darle fuerza, ha sido un regalo para la audiencia.

No hemos descubiero el 14 de febrero de 2010 ni a Alejandro Amenábar, ni a Daniel Monzón, ni a Pedro Almodóvar, ni a Luis Tosar, ni a Penélope Cruz, ni a Javier Bardem, ni a Lola Dueñas, ni a Alberto Iglesias, ni  mucho menos, al genial y ahora entrañable Antonio Mercero, ni a los cientos de personajes de nuestros sueños y ensueños, de los muchos que ayer se sentaron en el patio de butacas para componer la mejor escena colectiva que recordamos del cine español, o supieron estar presentes desde la distancia, dándole calor a la escenificación.

Hemos descubierto que en España, a pesar de los tiempos de crisis, tenemos muchos elementos y activos para soñar. Para soñar despiertos. Podemos. Sabemos.

Así, así gana la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Y con su éxito, ganamos todos. Porque el cine es expresión de cultura, y al dotarla de más ilusión y mejores contenidos, nos ayuda a ser mejores. 

1 comentario

María -

Qué sensación tan gratificante cuando el espectador es tratado con inteligencia y respeto.¿Alguna vez lo comprenderan los productores de la TV basura?