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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los artistas chinos del Yi, dentro del Chou xiang Yi shu

La conferencia pronunciada por la profesora Isabel Cervera, "Escritura, caligrafía y modernidad" en relación con la exposición presentada por La Caixa de una colección de obras de artistas chinos seleccionada por el Comisario Kao Min Lu, nos da pie para escribir sobre la Escuela Yi. Más que una Escuela, propiamente, se trata de un conjunto de artistas que trabajan dentro del "arte abstracto" (Chou xiang Yi shu: 抽象派) , entendido como opuesto al occidental.

El concepto Yi es, para Min Lu, un elemento descriptivo de la "percepción propia del artista". Yi, aparece como una contracción de los grafismos idea, intención, mente, y corazón, con relación con el Yi Li, principio mental y el Yi Chang, entorno mental.

No sería necesario, seguramente, explicar tanta etimología, sino fuera porque los creadores de la Escuela Yi, en su mayoría, parte de la escritura china -y, en algún caso (como, por ejemplo, en Tie Shú) de las letras del alfabeto occidental-, para crear otros grafismos sin sentido, pero que podrían o parecerían indicar algo. Son elucubraciones gráficas, nonatas grafías de conceptos imposibles, que, sobre todo en los visitantes chinos a la exposición -suponemos- causan especial estupor, porque se esforzarían, no estando advertidos, en descifrarlos.

Cervera inició su presentación con un dibujo de Xu Bing y un paisaje de Qui Shi Hua (1940-...). El primero representa la evolución del grafismo de "pájaro" ( , niǎo, y, evolucionado, 鳥) desde la escritura actual china hasta llegar un dibujo de un pájaro volando, proceso justamente inverso al que, con el paso de cientos o miles de años, provocó que, hoy en día, la imagen de un pájaro se esquematice de aquella determinada manera.

El paisaje que recrea Qui Shi Hua es, en principio, un lienzo en blanco. Solo con un esfuerzo de imaginación y concentración -imposible de realizar desde la fotografía del cuadro, que provocó risas de incomprensión en el auditorio-  se puede adivinar o intuir un conjunto de montañas, como levísimas notas de blanco grisáceo, que recuerdan la discusión sobre Arte que plantea Yasmina Rezha.

Pocos como Huang Yong Ping (1954-...) pueden dar alguna pista al observador de por dónde van para estos creativos las cosas. Por ejemplo, con su composición "La Historia del Arte chino (de Huan Go Ming) y una Breve historia del arte moderno, después de 2 minutos en la lavadora" (1987), de título auto-explicativo. Huang no es un aficionado cualquiera. Francés de nacionalidad, fundador del grupo Xiamen Dada, es profesor de Arte chino y una autoridad mundialmente admirada. Como pintor, escultor y autor de brillantes "performances" .

Sería muy interesante entrar en la discusión de la distinta percepción de los mensajes iconoclastas que, sin duda, están intrínsecos a la muestra de la creación china, en estos admirados -inicialmente, por supuesto, por los críticos estadounidenses- artistas. No es lo mismo, desde luego, observar los 4.000 caracterres imaginarios de Xi Bing, sin ningún significado, subvertidos, recogidos en su "El libro del cielo" o la cópula de dos cerdos (macho y hembra), en la que el macho lleva escritos en su lomo palabras imposibles seudo-inglesas con grafías occidentales y la hembra, signos que se asemejan a los chinos, pero nada dicen.

Lo ha indicado Cervera, en su charla docta: las galletas chinas que nos dan en los restaurantes a los turistas son, en realidad, un invento occidental incorporado a la "tradición" china. Y, como escribió Lu Yi para ser sabio, hay que Du wan juan shu, wan li lu; es decir: "Leer miles de libros, viajar miles de kilómetros".

Tanta creatividad no nos impedirá, sin embargo, a los escépticos, y amantes de la pintura "clásica" preguntarnos, ¿a dónde se pretende llegar?. Porque si no conseguimos separar la creación del artista de la producción del artesano o del ideólogo, nos moveremos en un entorno de confusión que les producirá a los críticos de arte mucha secreción de adrenalina, pero a los espectadores nos va a dejar sumidos en una desilusión y perplejidad muy poco reconfortantes.

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