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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el etanol, la caña de azúcar y el mercado alimentario

La magnífica intervención de Tiago Quintela, coordinador de Promoción de la Agroenergía del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Aabstecimiento de Brasil, en la Tribuna del Agua de la Expo de Zaragoza, permite incorporar algunas reflexiones adicionales a este cuaderno sobre el papel que puede jugar el bioetanol como fuente energética.

Habrá otras ocasiones para referirnos a otros intervinientes en las Jornadas Técnicas organizadas por Brasil, magníficamente tuteladas por una pareja eficientísima, formada por Maria do Carmo Zinato, y el respaldo de su esposo Alberto J. Palombo.  Las Jornadas cosntituyeron todo un éxito, y un magnífico muestrario de las capacidades e ilusión del amplio equipo brasileño, al que solo cabe felicitar por la dedicación y calidad de las presentaciones.

Brasil consume en la actualidad unos 20.000 millones de litros de etanol, cifra superior a la de la gasolina. Los coches que funcionan a gasolina lo hacen obligatoriamente con una mezcla de 25% de etanol, y también se han desarrollado motores que funcionan con más del 90% de etanol hidratado. Estas actuaciones hacen de Brasil no solo el mayor productor del mundo de bioetanol, sino también el principal consumidor.

La cuestión polémica, que Tiago Quintela no rehusó abordar, es la influencia sobre los mercados alimentarios por el apoyo a cultivo de caña de azúcar en la Amazonia, lo que estaría provocando, según grupos ecologistas, una mayor presión sobre el desforestamiento de la Amazonía. Su argumentación es que en las áreas deforestadas llueve demasiado para permitir ese cultivo, por lo que no es la caña el causante de la deforestación.

En el debate que se suscitó, se pusieron de manifiesto dos tipos muy diferentes de planificación energética, el vigente en la Unión Europea, claramente deficitaria, y el de Brasil, privilegiado en su disponibilidad energética (predominantemente hidrológica, pero con grandiosas posibilidades en todas las áreas de las energías alternativas). Esta posición peculiar de Brasil le permite incluso, en este momento, ser exportador de productos con valor energético y convertirse en líder mundial de la producción de etanol.

La situación ha de ser, forzosamente, transitoria. El fuerte crecimiento de Brasil permite imaginar que la demanda interna de energía crecerá aún a mayor ritmo, pero es cierto que en este momento las divisas recibidas por los biocombustibles deben ayudar al desarrollo de este gigante.

Cuestión diferente es la de las razones de la deforestación de la Amazonía. No en este debate, pero sí durante la visita al Pabellón de Brasil, puede advertirse la sensibilidad de su gobierno por evitar una deforestación incontrolada. Seguramente, además, como se indicó, los métodos actuales para medir las manchas térmicas de bosque tropical son más precisas, y detectan incluso los cortes programados, ofreciendo la impresión de que la pérdida de masa forestal es mayor de la real.

Aunque lo más importante es evitar el comercio sin control de la madera tropical. Al igual que sucede con otro negocio, este más lamentable aún, pues afecta a personas, -la prostitución- no hay que obsesionarse en perseguir a los madereros locales que realizan las cortas, y que tienen en ello su medio de vida, sino que hay que denunciar el comercio ilegal, desde el consumo responsable, exigiendo el certificado de origen.

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