Sobre lo que los fideos en boca de Rajoy le pueden costar a Zapatero
El expresidente del gobierno español, Felipe González, ha dicho en un mítin de campaña de Rodríguez Zapatero, en presencia enardecida de los simpatizantes de su agrupación socialista, que "cuando Mariano Rajoy se quite los fideos de la boca, sabremos cuáles son sus propuestas".
Es una frase ingeniosa para un cómico, pero no nos parece acertada para un político, hablando del oponente más relevante, y clara alternativa de Gobierno, como lo demuestra lo apretado de las encuestas.
Es cierto que la vocalización no es el fuerte de Rajoy. Sin embargo, hacer escarnio de una forma de dicción, convirtiéndola en elemento distintivo de las propuestas del candidato opositor, no puede tener más que dos efectos, ninguno de ellos bueno para los intereses del PSOE.
Un primer efecto, hacia el candidato alternativo, es enardecer su discurso haciendo ver que, supuestamente falto de otras ideas, el presidente de gobierno y sus apoyos se detienen en cuestiones anecdóticas, pretendiendo ridiculizar aquello que es irrelevante.
Un segundo efecto, entre la amplia masa de independientes y observadores de los discursos políticos, aún indecisos respecto a su voto, supone darles el argumento de que Zapatero está nervioso, y que en su programa tiene sitio importante la descalificación frontal del líder de la oposición. Malos augurios para quien ha presumido siempre de tener un talante tranquilo.
Porque justamente la trasmisión de calma en períodos revueltos (la economía está caminando por terrenos de crisis, a pesar de los esfuerzos de equipo de gobierno en minimizar la situación), es muy apreciada en los dirigentes, como garantía de que saben qué hacer para reenderezar el rumbo de lo que se tuerce.
Por un debate constructivo y leal, esperamos que la campaña no se polarice, y los candidatos -también los de partidos minoritarios- comprendan que, además de los titulares, quienes seguimos con lógico interés las propuestas concretas, leemos la letra pequeña de los programas y, justamente, estamos preocupados por la valoración económica de una catarata de propuestas de última hora cuya plasmación ha de salir del bolsillo de los contribuyentes.
Claro que a casi todos nos gustaría que se crease más empleo, que los servicios públicos funcionaran mejor, que el Estado de las autonomías se reenderezara, que el medio ambiente se cuidara como algo sustancial, que los jubilados y pensionistas tuvieran mayores prestaciones, que los jóvenes tuvieran cómodo acceso a una vivienda digna, etc. ¿Cómo hacerlo, con qué módulos de gestión pública concreta, con qué medidas legislativas? Y, aún de forma más incisiva, ¿por qué no se ha hecho antes?
1 comentario
Guillermo Díaz -
En cuanto al lider de la oposición, pues la verdad, mas que esa oposición frontal basada sólo en el aspecto terrorista y en el desmembramiento de España, esperaba mas propuestas de medidas concretas, pero antes, no las de esta ultima hora preelectoral.
Creo que está existiendo mucha improvisación y eso no es bueno. Y por favor, que no se nos trate como a niños. A veces mi inteligencia se siente ofendida con tanta falta de rigor político.