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Al Socaire de El blog de Angel Arias

El Club de la Tragedia: Ideas y ocurrencias

Todos tenemos ocurrencias, y gracias a ello podemos sostener, de vez en cuando, el protagonismo de una conversación entre amigos y familiares.

Pero tener ideas, es otra cosa. Ideas útiles, eficaces, que solucionen los problemas o nos permitan acometer actuaciones que con anterioridad resultaban imposibles.

Las ideas que más maravilla causan son las de apariencia más sencilla, porque nos parece que hubiéramos podido descubrirlas nosotros mismos. Todos podríamos sentirnos potenciales autores de algunas, una vez, claro, que nos las ponen de manifiesto: Una bola impregnada en tinta para escribir sobre el papel, unos trapos al final de un palo para no tener que agacharse al limpiar el suelo, una maleta que nos siga a todas partes como un perrillo, gracias a señales emitidas desde nuestro teléfono móvil...

Existe el riesgo de alardear de haber creado algo original cuando otros ya lo han descubierto. Se llama, en lenguaje coloquial, a tal presunción equivocada, descubrir la pólvora. Esa probabilidad es muy alta ahora, cuando tanta gente tiene una información general sobre casi todo y somos miles de millones de individuos dándole al magín, tratanto de vivir algo mejor que el compañero.

Otro riesgo, más propio éste de quienes se imaginan compelidos a decir algo útil  cuando no hay con qué, es el de pretender ponner a disposición del público el libro de soluciones cuando de lo que único que se dispone es del catálogo de necesidades.

No quiero ser grosero, porque son colegas y algunos, además, amigos, pero el folleto "Reflexiones sobre la industria española", que, casi a final del verano (31 agosto 2012) ha difundido el Consejo General de Ingenieros Industriales de España, se convierte en un ejemplo de ocurrencias, que no de ideas, para salir de un paso.

Después de presentar el conocido escenario de nuestras incapacidades colectivas, enumera -no de forma exhaustiva, advierten los autores- los sectores con opciones de futuro, a los que hay apoyar: Agroalimentación, automoción y sector auxiliar, tecnologías de producción, bienes de consumo, gestión de residuos, energías renovables, gestión de redes de energía, energía nuclear,  gestión del ciclo integral del agua, tecnologías de la información y las comunicaciones, materiales avanzados, industria de seguridad y defensa, e ingeniería.

Tener ideas para apechugar con la crisis, es, desgraciadamente, otra cosa. Y ahí es donde necesitamos, no solamente ingenieros -y no alardeando de ocurrencias, sino pertrechados con ideas y en disposición de discutirlas y cotejarlas con otras y, además, del esfuerzo realizador de todos.

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