Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la intoxicación en la información ambiental

Las matemáticas son ciencias exactas. Las demás, no. Los técnicos, incluso los más brillantes, se mueven por especulaciones. Ah, y las matemáticas son ciencias exactas solo si admiten unos cuantos postulados, o axiomas, a partir de los cuales hay que construir las conclusiones siguiendo procedimientos muy rígidos.

El inmenso deterioro ambiental que los seres humanos hemos provocado, especialmente como consecuencia del concepto de aumento de nivel de vida que hemos asumido en los países occidentales -que dimos en llamar "desarrollados"- ha facilitado varias reflexiones muy interesantes´en esta época.

La más interesante, apoyada en instrumentos de medida, es que la Tierra, nuestro planeta, se está calentando. Eso dicen varios expertos, parece que la mayoría, de nuestra comunidad científica. Relacionan, además, el aumento de temperatura con la cantidad de CO2 y otros gases en la atmósfera.

Elucubrando, elucubrando, han ideado un procedimiento de simulación complejo por el que parece que si se supera un determinado nivel de concentración de esos gases -y llevamos un carrerón impresionante para conseguirlo-, el Planeta se extinguirá. Antes, por supuesto, sufriremos bastante. Y los demás seres vivos, con nosotros. Los más débiles, nos dejarán primero.

Hay otro grupo menos numeroso de científicos que, con las mismas evidencias empíricas, llega a la conclusión contraria. Otros no llegan a ninguna conclusión, que también es una manera de arribar a algo. O sea, que tenemos tres opciones para elegir: calor, frío y tururúcorneta.

Con los biocombustibles y su empleo como fuente energética ecológica está pasando, a su escala, lo mismo. Hace muy pocos años, se apoyaron con subvenciones importantes a los biocombustibles, porque era una forma renovable de producir energía, y, además, se ayudaba así a los países pobres, que son aquellos que le siguen dando al cultivo de la tierra con el sudor de sus frentes.

Algunas empresas muy proactivas invirtieron en instalaciones gigantescas paa quemar granos y hierbas, porque resultaba muy rentable vender la energía. Pero resultó también que otros científicos hicieron mejor -según ellos- los cálculos, y vieron que el balance de CO2 estaba tan ajustado que, en realidad, no era un combustible nada ecológico. Y, para colmo, el precio de los cereales y otras cosas de comer, subió, porque la demanda para quemar cosas presionaba al alza, con lo que la gente de los países pobres no podía competir con los empresarios, y se empezaban a morir de hambre.

Tenemos muchos ejemplos ambientales en los que, frente a una teoría, hay un grupo de gentes muy serias que ofrecen la contraria. En el sector nuclear, también. Para unos, es una forma de energía limpia, segura, y más barata que otras. Para los de enfrente, también muy documentados, es una forma de energía que nos llevará a la hecatombe, tanto por el riesgo de accidente durante la producción como por la dificultad de mantener a recaudo los residuos radioactivos.

Estamos intoxicados. Lo único que se puede descubrir con claridad es la línea de intereses particulares que conduce los argumentos de unos y otros. Hagan juego, señores.

0 comentarios