Sobre los grados de libertad y su uso individual
Ese edificio central de las relaciones sociales, que se pretende construído sumando los ladrillos de un principio muy atractivo que ordena actuar de forma que, en el uso de tu libertad no se irrumpa, afectándolo negativamente, en el ámbito de los derechos (y, por lo tanto, de las libertades) de los demás, presenta algunos deterioros.
No son fallos estructurales, por supuesto. Son detalles que afectan a algún adorno de la cornisa de la fachada trasera (la que no da al sol), y a una de las escaleras secundarias, la de bajada a los sótanos en donde se guardan los frascos de las fragancias y esencias.
También hay que señalar que algunos decoradores de vanguardia han hecho un análisis de tendencias y su opinión de lo que debería cambiarse en alguna habitación interior, discrepa frontalmente con el espíritu clásico que, según la mayoría, debe ser el propio de un edificio como éste, que representa lo más valioso de una comunidad.
Bajándonos del terreno de la metáfora al de las realidades, indiquemos que, entre los diversos temas opinables que en este momento centran los comentarios, han adquirido lugares predominantes en nuestra aldea (Madrid) tres:
-el uso del velo -y otras formas de cubrirse total o parcialmente el rostro- en las zonas de uso público, por ejemplo, escuelas; como elemento extremo de la situación, el uso de la yihab o el burka.
-los medios de control para evitar el uso de las zonas públicas y, en ciertos casos, privadas, por desarraigados.
-el deterioro o cambio de aspecto vandálicos de los bienes públicos y privados, por grafiteros, festejadores de botellones, exaltados ocasionales, etc.
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