Sobre la patafísica
Los modelos físicos tienen en sí mismos una trampa letal, y es que son más verdaderos, más perfectos, que el mundo al que tratan de reflejar. No se trata de una paradoja, sino de la consecuencia misma de la aplicación concatenada de las relaciones físico-matemáticas a un conjunto previo de postulados. La matemática, en tanto que apliciación estricta de la lógica formal, no tiene fisuras.
Por ello, el mundo de los físicos conduce a dos fronteras inevitables. La de la metafísica, en la que nos encontramos con el complejo universo de lo que no encuentra existencia coherente en el campo de la física, y que podemos identificar no sin algún rubor con el mundo de las ideas de Platón. Y el maravilloso mundo de la patafísica, o de las soluciones imaginarias.
La explicación encontrada para completar el big bang con una vuelta al principio, en una contracción del Universo que supone una vuelta a empezar, es un ejemplo de patafísica muy adecuado. Los más antiguos lo han localizado como la paradoja del huevo o la gallina, al no estar dispuestos a decidirse sobre lo que fue antes.
Pero los ejemplos patafísicos puede hallarse también en la vida cotidiana. El amor, como recoge Braudillard en su libro sobre Las estrategias fatales (Anagrama) es uno de ellos. El que ama necesita imaginarse que su amor es correspondido. Puede que sea así, pero, en verdad, nunca lo sabrá plenamente, porque no puede introducirse en el cuerpo del otro para asumir toda su complejidad. Necesita, simplemente, creérselo, para cerrar el círculo.
Como en el cuento del ratón y el experimentador, la cobaya cree que ha condicionado el reflejo del investigador para que le dé algo de comer cada vez que abre la tapa. No es el de la bata el que manda; es el de la cola.
Uno de los ejemplos patafísicos de la política actual lo encontramos, en nuestra opinión, en la estrategia del gobierno de Zapatero. Desde arriba se imaginan que lo están haciendo muy bien. Pero solo necesitan creérselo para no caerse con todo el equipo. Lo que le está pasando al PP no es que sea patafísica; es esperpento puro.
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