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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la situación en Birmania

El paso del tiempo (son ya tres semanas) sobre la dura represión sobre los que piden libertad en Birmania, desde dentro de la dictadura, y la alta muralla de incomunicación levantada desde Birmania (no Myanmar, por favor) por el gobierno de los generales, no debe impedir el alzamiento de otra muralla mucho más alta, desde el mundo democrático.

No para aislar a los birmanos en la indiferencia, qué va. Para proclamar desde allí a los miles de "rebeldes" birmanos, y a los millones de birmanos silenciosos que no se atreven a apoyar la pacífica reivindicación que iniciaron los monjes budistas, (¿cómo iban a hacerlo? ¿a qué coste?) que estamos con ellos, que somos ellos. Es decir, que estamos en contra de las distaduras, de quienes ahogan en sangre (o en rosas, a los efectos) la manifestación de la discrepancia, la crítica; que estamos del lado de quienes apoyan las libertades.

¿De qué modo se lo demostraremos desde las "sociedades civilizadas"?. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban-Ki-moon emplea palabras grandilocuentes, después de haber visto la falta de espacio político, adornado con menosprecios, en el que los generales birmanos en el poder  han situao al enviado especial a la zona. Está bien "instar al gobierno birmano que secunda a Than Shwe a iniciar un proceso de reconciliación nacional", y que éste "deba acelerarse y ser lo más rápido posible".

Creemos que el apoyo al Premio Nobel de la Paz Aung Sam Suu Kyi a a los birmanos exiliados por la represión (en Mae Sot y en otros lugares de Thailandia y del mundo) debe seguir otros cauces. El aislamiento y repulsa internacional más expeditivos. La inmediata paralización de los viajes turísticos. La presión sobre China e India para que no colabroen económciamente con el genral Than Shwe, serían mucho más efectivos. Y, desde luego, una declaración de sólida defensa de unas elecciones libres, democráticas, vigilados por observadores imparciales.

Porque mientras Birmania (no Myanmar) siga siendo solo (o vuelva a ser, pasado el boom de la protesta budista) un delicioso país turístico con el que adornamos nuestros álbumes occidentales, ajenos al sufrimiento y pobreza de sus habitantes en un país en el que sus dirigentes se han enriquecido hasta límites insospechables, se nos debería seguir cayendo la cara de vergüenza.

Turistas en Birmania, contadnos, a través de vuestros móviles, lo que está pasando allí. Trasladad a los birmanos nuestra solidaridad. Blogueros del mundo, unámonos contra la represión en Birmania.

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