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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la marginación de la técnica por la política

En la presentación del librito “Una nueva gobernanza global” (director Nicolás Sartorius, Ed. Marcial Pons, 2010, 15 euros) que se realizó en el 25 de octubre de 2010 en el salón de actos de la delegación del Principado de Asturias, quienes hicieron de padrinos aventuraron algunas ideas que pusieron de manifiesto la buena intención de los autores.

Aunque el texto tiene pocas hojas y una buena parte de las mismas se dedican al análisis de la situación mundial y de cómo se ha llegado hacia aquí (cuestiones que, en este momento, o son suficientemente conocidas o admiten ya poca discusión), las sugerencias acerca de cómo actuar son apetitosas. Pero como afectan a la gobernanza global y en este momento, como también se dijo, las directrices no provienen de Estados Unidos, sino más bien del impulso chino, como no se traduzcan al mandarín, tendrán poco efecto, por interesantes que parezcan a la intelectualidad rojera de este país, que aún queda, a Marx gracias.

La oportunidad de la reflexión es clara y el mensaje que se ofrece en el texto, también:  Diego López Garrido lo definió con estas palabras:” Tenemos una deuda ingobernable y el mecanismo que se implementó para Grecia debería ser permanente. Hay que sustituir deuda por impuestos”.

Lo que pasa, como también se reflejó en el debate, es que “la deuda no pasa por el control Parlamentario, y las imposiciones fiscales, sí, por lo que se ha preferido transferir el coste de nuestro bienestar actual a las futuras generaciones, en lugar de aumentar la carga fiscal de la que lo disfrutan.”

Hay otra cuestión, nunca suficientemente tratada, por desgracia, y es la necesidad de los técnicos para que completen la visión que tan esforzadamente nos dan sociólogos, economistas y licenciados en derecho. La técnica -nos repetimos, sin embargo- "no acude siempre": hay que alimentarla, cuidar a los científicos, a los ingenieros, enseñarles a que puedan hacer las cosas y bien y, luego, cuando son mayores -es decir, cuando alcanzan experiencia práctica-, guardarlos como oro en paño.

Porque nuestro mundo global está cada vez más tecnificado, pero solo unos pocos controlan lo que necesitan los demás. Entre la sociedad de la producción y la del consumo se ha creado una inmensa brecha, y no la vamos a cubrir con filosofía.

Esta vez, no.

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