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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre lo cursi, lo bello y lo ridículo

No parece posible encontrar una definición asumible por todos que permitiera diferenciar estos tres conceptos, sin recurrir a equilibrios semánticos formales. Porque, de verdad de la buena: ¿Podemos seleccionar alguna actuación humana que sea, indiscutiblemente, cursi, bella o ridícula?.

En la poesía, que no es otra cosa que poner en palabras los sentimientos, es fácil encontrar ejemplos de las tres categorías, pero siempre serán subjetivas.

Sin embargo, una opinión muy extendida tiene a calificar como "cursi" casi todo lo que se escribe bajo la advocación de la poesía. Los dos grandes temas de la poesía son Eros y Tanatos, que, por supuesto, son las dos preocupaciones mayores -junto con el comer, Manduca, del ser humano.

Una parte muy importante de los poemas hablan de amor. Y, contrariamente a la visión de dos cuerpos desnudos haciendo el amor que, especialmente, si son jóvenes, es excitante, la lectura o comunicación del sentimiento es tenida por cursi, salvo, eventualmente por el ser amado.

 ¿Cómo convencer al autor/autora de estas exaltaciones del propio amor que es cursi decir: "Te amo por encima de todas las cosas", "Te deseo más que a nada", "Somos una unidad inquebrantable" y tantos miles de efusiones similares como han poblado las cuartillas colegiales y siguen disfrutando de su momento, tanto entre jóvenes como entre adultos muy trillados?

¿Serán tal vez, ridículas, las expresiones: "No hay consuelo/para tanto desamor" o "Amame, porque sin ti/solo soy un alma a la deriva? ¿O habrá que esperar a que los destinatarios acuerden su nivel de belleza?

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