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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el uso y satisfacción de la retranca

Galicia y el País Vasco, dos regiones que agrupan aproximadamente a un 10% de la población española (1), celebran hoy, (1.03.2009) elecciones autonómicas. Las diferencias de estas dos tierras históricas con el resto de las regiones del País, y especialmente, con la otra gran región del oriente, Catalunia, son muy notables, y las convierten en ejemplos de singularidad y resistencia a la perniciosa homogeneización que está sufriendo el mundo.

Para una élite de sus habitantes, formada esencialmente por gentes que conocen el mundo y han viajado, se hace imprescindible aislar a sus poblaciones, mantener sus idiomas y rescatar sus costumbres ancestrales, para preservar sus esencias sin permitir que se contaminen por la neo-cultura y el post-romanticismo.

Es cierto que la mayoría de los gallegos y vascos están a favor de la apertura hacia otras regiones, de la conexión total con el resto del mundo, pero se ha comprobado,  -en los últimos años especialmente, llamados de la democracia- que para la clase política, el resaltar las diferencias con los demás es muy rentable.

En Galicia y País Vasco se hablan lenguas específicas: es cierto que en Vasconia solo lo hablan más o menos unas 80.000 personas, pero su número puede aumentar vertiginosamente, porque se está obligando desde hace años a los niños a que lo estudien, desde unos lugares especiales de adoctrinamiento general llamados ikastolas.

Un número algo más reducido de personas habla el gallego normalizado, que es una hermosa adulteración, simple y sin acentos, diferente del gallego y de esa lengua obsoleta que es el portugues, para uso exclusivo por castellano parlantes de raigambre viguesa, madrileña, catalana y coruñesa, y que tiene claro distanciamiento con la jerga que utilizan para entenderse las gentes incultas de los pueblos remotos de Lugo y Ourense.

En el talante políticos, por lo demás, las diferencias son muy importantes con el resto de España. Las demás regiones, salvo Catalunia, han derivado hacia el bipartidismo, de forma que  las opciones electorales son la derecha moderada (no en el lenguaje ni en  los modos) y el centro-derecha (de geometría variable).

En estas regiones históricas (las demás no lo son, pues, como se sabe, estuvieron prácticamente despobladas desde el Mioceno y sus habitantes alóctonos provienen de Africa y de la Meseta indoeuropea) se da alimento espiritual a un verdadero partido regionalista, reivindicativo de su independencia, que, con esfuerzo, se ha convertido en una tercera fuerza, muy beneficiosa para sus seguidores aunque, más especialmente y de forma inequívoca, para sus dirigentes.

EL BNG, por la boca de Anxo Quintana, recomendó el uso de la retranca en estas elecciones de las que ahora disfrutamos todos. Le auguramos una gran satisfacción, tanto si gana como si pierde en votos. La retranca es un arma dialéctica muy útil, que los gallegos finos comparten con los asturianos del montón, y que tantas compensaciones ha dado a las gentes de aquellas latitudes, y que, gracias a su uso continuado, han sobrevivido a muchos desplantes y marginaciones. Asturias, como es sabido, ha sido durante siglos, excelente banco de pruebas para experimentar las políticas de desarrollo, aislamiento, marginación y ayuda a los capitales y movimientos sindicales a los que el avance teconológico hacía no rentables.

La recuperación del uso de la retranca como instrumento político es un avance incomensurable.

Gallegos y vascos, votad a favor de la retranca. Es el alimento espiritual de los perdedores que, aunque parezca lo contrario, nunca se entrgarán. Por eso en Asturias llevamos siglos poniéndola en el primer lugar de nuestros corazones y hemos conseguido, gracias a ella, prescindir de los partidos de base regionalista. Utilizamos la sorna, la retranca y los cantarinos regionales, como medida permanente de protesta hacia nuestro aislamiento. Somos España, y lo demás, tierra despistada.

(1) Galicia cuenta con aprox. 2.700.000 habitantes y el Pais Vasco, con 2.100.000;

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