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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el agua y la agricultura, desde una visión global

Como es bien sabido, el principal consumidor del agua es la agricultura. El campo se traga el 75% del agua que se necesita en el mundo. Para su uso diario, el hombre necesita poco: 2 o 3 litros le bastan para la ingesta. Las gentes de los países más desarrollados, consumen entre 120 y 250 l por día, entre inodoros, lavadoras, lavavajillas, bañeras, riegos del jardín y piscinas.

Hemos escrito otras veces que el problema no es de falta de agua, sino de energía. En las orillas de la tierra firme, hay mucha agua, aunque salada. Tierra adentro, hay ríos, algunos muy caudalosos, y el ser humano utiliza sus conocimientos técnicos para apresarlos, produciendo con ellos energía, pero también aumentando las disponibilidades de agua para su consumo. Generalmente, para uso agrícola.

Si fuéramos capaces de mirar las cosas a nivel global, podríamos analizar qué tierras resultan más rentables -rentabilidad no solo económica- para producir los alimentos vegetales que necesitamos, y distribuir agua y territorio de acuerdo con ese análisis. No lo hemos logrado, no lo vamos a lograr. Los intereses de cada país y cada zona son predominantes sobre ese hipotético, pero deseable, interés general. Hay Políticas Agrarias Comunes (y particulares), subvenciones, barreras aduaneras, precios mínimos, etc.

Hay, también, tierras adecuadas para la producción agraria que, sucumbidas ante la especulación urbanística, se han perdido para siempre: deltas, riberas, lagunas secas... Terribles edificios con vistas a nuestro despilfarro se yerguen donde antes había zonas naturalmente verdes, limos productivos, marismas llenas de vida,...

El Manifiesto de Zaragoza, que se hará público el 15 de septiembre de 2008, debería recoger alguna observación sobre la necesidad de vincular el problema del agua a una agricultura sostenible, sí, pero a nivel global. Eso tan difícil de conseguir. Aunque soñar no cuesta nada, y decir las verdades como puños, a alguien ha de doler. Habrá gentes que conserven la sensibilidad.

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