Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la caída de la Bolsa

Las Bolsas están experimentando continuas caídas, alcanzando mínimos que no se veían desde hace muchos años. Como este mecanismo relativamente perverso mide, sobre todo, la ilusión de los inversores por adelantar los beneficios futuros de las empresas, el primer análisis es que estamos en un momento de pesimismo.

No hay confianza en la marcha de la economía, porque, a pesar de los resultados positivos que se esfuerzan en presentar las principales empresas -europeas, fundamentalmente-, la percepción popular del panorama no es halagüeña. Hay una sicosis creciente de que estábamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, así que nos lo teníamos merecido. Toca apretarse el cinturón como expiación, y nos toca a nosotros, especialmente, los permanentemente reivindicativos asalariados, los despistados autónomos, los nada imaginativos pequeño-inversionistas.

¿Es esto así a nivel global?. Sin duda, no en la mitad del planeta. Las economías emergentes son ya prácticamente responsables del 50% de incremento del PIB mundial, que alcanza un 3%. El consumo de las materias primas crece de forma continua en esos países, -fundamentalmente, en el continente asiático, con China e India a la cabeza, pero también en Brasil- que, con muy altas poblaciones, están conteniendo artificialmente los precios, para que la inflación no se les dispare.

Falta un análisis macroeconómico completo de lo que está sucediendo, pero cualquiera entiende que las corrientes de consumo están modificando severamente sus ritmos y sus flujos. Los países productores y consumidores no son los mismos que hace pocos años. Los productos han cambiado.

Además del auge de las telecomunicaciones, del incremento de negocio con las energías verdes (¡un mercado de 100 mil millones de euros en 2007!), de la facilidad de deslocalización de las industrias pesadas buscando la mano de obra más barata y el espacio más tolerante con la contaminación, de la reducción del interés por el ahorro y los consumos menos inmediatos, etc., el mundo globalizado ha provocado algunos efectos contraproducentes para los países desarrollados.

El más importante es que los Gobiernos han perdido una buena parcela del control de la situación. Pueden reunirse para tomar las medidas que les parezca, pero la economía real se les está yendo de las manos. Se ha ido produciendo la concentración de los centros de inversión relevantes en manos privadas, lo que ha hecho perder peso a las decisiones de Gobierno, que han visto disminuídas las capacidades de influir sobre la economía. Tienen mucho personal funcionario, soportan gastos ingentes (fijos), obtienen mucha información, pero pueden hacer poco con ella desde los mecanismos oficiales.

Y los mecanismos multilaterales, desde las Uniones de países a las Convenciones financieras, tienen, relativamente, escasos medios para actuar de forma contundente, viéndose limitados a lanzar sesudos avisos, realizar actuaciones de ejemplarización -modestas- y llenar el panorama de informes atiborrados de estadísticas y cifras. 

Nos tendremos que contentar, como sucede con las predicciones atmosféricas, en obtener buenas explicaciones a posteriori de porqué nuestros mecanismos de previsión fallan justamente cuando más necesitábamos su exactitud, ahora que estábamos de vacaciones. Los grandes grupos empresariales se habrán hecho, entretanto, más ricos con nuestros ahorros, ya que habíamos confiado en que haría buen tiempo también este verano, como se nos había adelantado con todo lujo de indicadores. 

 

1 comentario

Guillermo Díaz -

Comparto plenamente el post.
La globalización empieza a pasar factura a los países occidentales en beneficio de algunos países asíaticos sobre todo.
Quizá me tilden de pesimista, pero creo que al final de este 2008 entraremos en una clara recesión.