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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre Javier Bardem y los otros buenos actores españoles

A Javier Bardem le dieron en Los Angeles el primer Oscar a un actor español. Mejor actor secundario (?) por su interpretación en "No es país para viejos", de los hermanos Coen.

Este magnífico ejemplar de ser humano en varias facetas, ha tenido la gallardía de ofrecer su premio a "los cómicos españoles que llevaron la dignidad a nuestro oficio". Bardem, que ha aprendido la técnica de la actuación en casa y fuera de ella, que es de esos actores, como algunos otros grandes -pensamos en De Niro, Nicholson, Brando o Lee Jones- que se meten en la piel del representado para hacernos sentir la emoción desde dentro, con muy variados registros, se lo tenía merecido.

Y ha hecho muy bien en recordar, implícitamente, a toda una serie de magníficos actores y actrices españoles que, cuando han tenido un buen papel y una buena comercialización de su producto, han asombrado a los que valoran un buen trabajo para recontar una historia, haciéndola creíble. Paco Rabal, Penélope Cruz, Landa, Aitana Sánchez-Gijón, López Vázquez, Charo López, Fernando Fernán Gómez,...y un largo etcétera. Al menos, los cinéfilos españoles hemos disfrutado de ese saber hacer, asociado a películas inolvidables: Los santos inocentes, La niña de mis ojos, El abuelo, Mi querida señorita, La Soledad era ésto, etc.

Antes, en otra ocasión dentro del camino a este éxito, había tenido ocasión de declarar que para su papel de malo se había inspirado en el actual Presidente de Estados Unidos, Mr. Bush. No ha sido, evidentemente así, pero es que un gran actor, cuando interpreta su propio papel, el de ser humano al margen de las bambalinas, tiene algún derecho a plasmar su emoción en una boutade, para que, como hacemos en la vida real, saquemos interpretaciones desde nuestra inteligencia de espectadores.

Felicidades desde Alsocaire, compañero. Y eso que la película por la que te han dado el premio no pasa de ser una mediocridad y tu actuación en ella, desde luego como actor principal y no de secundario, dista de estar a la altura de otras memorables interpretaciones tuyas. Pongamos como ejemplo, ese Sampedro tetrapléjico en Mar adentro.

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