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Al Socaire de El blog de Angel Arias

La reforma empresarial pendiente

La detención del expresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Gerardo Martín Ferrán, por presuntos delitos de blanqueo de capitales y evasión fiscal, es una muy mala noticia para la credibilidad de la cúpula empresarial.

No se debe juzgar a priori a nadie, desde luego, y menos por actividades cuyo carácter delictivo está pendiente de completar la investigación y de la decisión judicial, después de un proceso con garantías- Tampoco un garbanzo negro tiene que estropear el cocido.

Pero no se puede impedir que, en el ejercicio del libre derecho de pensar, sean mayoría los españoles que, al saber que Martín Ferrán tiene, según parece, casi 5 millones de euros en cuentas suizas, varios inmuebles distribuídos por el mundo y no sé cuántos dineros en efectivo en cajas fuertes de su lujosa casa, entiendan que, más que proseguir con la reforma laboral, lo que necesita este país es una reforma empresarial profunda.

La organización empresarial debería realizar un examen interno muy profundo para detectar la honorabilidad de quienes la conforman y, sobre todo, de quienes la representan. En un momento de crisis, los empresarios deben ser, fieles a las condiciones de un estado de derecho y no de desechos, los máximos garantes de que los negocios se están rigiendo con honestidad.

Porque no se puede pedir una reforma laboral más profunda, defendiendo el despido libre, la movilidad total de los trabajadores, la reducción de impuestos y cuotas, el aumento de la jornada laboral sin contraprestación económica, o acusar a los sindicatos de abuso de posición y peticiones desproporcionadas, si se está, paralelamente, derivando beneficios a cuentas en paraísos fiscales, acumulando lingotitos de oro en las cajas fuertes o mintiendo en las declaraciones a Hacienda.

Los empresarios deberían saber que la empresa no la forman solo ellos, aunque -y ya se ve que no siempre- hayan puesto en riesgo sus ahorros y aporten su tiempo y relaciones. La empresa es, y da vergüenza recordarlo, la combinación de una capacidad directora, unos dineros y un conjunto de trabajadores empeñados en sacar adelante el proyecto, utilizando sin reservas cualidades y esfuerzos.

Si el que está al mando marca con trampas sus cartas, y su actitud queda al descubierto, no se pida a los que obedecen que concedan credibilidad a sus argumentos.

 

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