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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre esqueletos y armarios

Como no había llegado la televisión a los hogares y se le habrían agotado todos los cuentos, en esas largas tardes grises del invierno, en las que no era posible salir sin embarrarse hasta el tuétano, mi tía nos reunía a la colección de sobrinos ("caterva de hijos" escribió mi padre) y nos proponía que hilvanáramos historias con un par de palabras.

Se que me gustaba el juego, y avivaba mi imaginación, tanto más cuanto más distantes fueran las palabras propuestas. No recuerdo, por supuesto, ninguna de las combinaciones que mi tía ponía sobre nuestras mentes infantiles, aunque hace un par de semanas me vino a la mente aquella diversión porque una institución seria, el Consejo General de la Abogacía invita a los abogados y gentes imaginativas en general a combinar una historia corta (150 palabras) en la que entren obligatoriamente a formar parte las cinco que se indican.

Combinar situaciones estrambóticas para sacarles el jugo de la moraleja sigue siendo un entretenimiento, no solamente para niños. El más complejo galimatías que tenemos ahora sobre el tapete es relacionar crisis con creación de empleo, o restricción crediticia con nuevas empresas, o concentración de riqueza con bienestar.

En un libro que acabo de comprar, se propone una explicación paa justificar el origen de la conocida frase: "guardar un esqueleto en el armario" (es decir, combinar esqueleto y armario): La policía encuentra en el armario de una señora de la alta sociedad, de intachable pedigree y comportamiento, un esqueleto. Preguntada por las razones, explica que es el de un amante, al que su marido asesinó, y que, como castigo a su infidelidad, le obliga a besar todas las noches antes de irse a la cama.

Cada día, especialmente por las noches, desde hace ya un par de años, los medios de comunicación nos obligan a tragarnos la historia de que estamos muy mal, por nuestros pecados. Y nos lo creemos, a fuerza de oirlo. Nos han colado un esqueleto en nuestro armario. Pero, ¿a quién diablos hemos sido infieles?

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