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Al Socaire de El blog de Angel Arias

El Club de la Tragedia: Atrapados

Vamos a tener que volver a acostumbrarnos a ver reflejadas las dos Españas en la historia de cada día. En el hemiciclo de diputados, la controversia es dialéctica y, como acaba sucediendo cuando conocemos el guión y la representación se repite una y otra vez, el espectáculo es aburrido.

Aunque no faltan detalles inquietantes. Así me pareció el contemplar a los diputados del PP aplaudiendo -no exactamente a rabiar, pero sí con entusiasmo- al Presidente de Gobierno Mariano Rajoy, que acababa de anunciar que subiría el iva, quitaría una paga a los funcionarios, eliminaría la deducción fiscal por la compra de vivienda y, entre otras "medidas de austeridad inevitables", reduciría el número de concejales en un 30% y cortaría las financiaciones públicas a los partidos políticos.

Que sus señorías aplaudan cuando les reducen los ingresos es una muestra demasiado aparente de que sus preocupaciones no están al lado de la mayoría de los ciudadanos, pero es que, a lo peor, el que no entiende nada de lo que pasa soy yo.

Sería cansino repetir aquí que las medidas de austeridad no significan generación de riqueza y empleo, como pretende -basándose en una intuición sin ninguna referencia histórica- el presidente y algunos de sus asesores. Reducir ingresos y castigar el gasto no aumenta la actividad económica, y especialmente, cuando ya anda por los suelos, no va a lograr más que pisotearla.

Pero lo que más inquieta es que el Gobierno refleja de forma harto evidente que está dispuesto a seguir las instrucciones que se le den desde el búnker alemán con la devoción ciega de quien se cree en el historial milagrero de un santo de renombre al que se acude con hemiplejía.

Y aún produce más desasosiego su voluntad de no escuchar las voces de la calle, en donde estamos los del pueblo llano. Los que no aplaudimos cuando nos recortan los ingresos, nos despiden, nos cierran la empresa en donde trabajábamos.

Los que, después de hacer un esfuerzo sicológico y físico, nos decidimos a marchar hacia donde esperamos que alguien con capacidad de decisión nos escuche, y nos encontramos con que, por un lado, más de la mitad de los representantes del pueblo aplauden las medidas que provocan nuestro sufrimiento y, por otro, se incorporan a nuestra manifestación grupos de reventadores que se dicen "antisistema" y travisten el uso de nuestro derecho en una deplorable demostración de tropelía, usurpándonos el protagonismo y mancillando con inmundicia nuestra reinvindicación.

3 comentarios

Angel Arias -

Albert y Antonio G.: con lectores así me siento el rey del mambo...

Albert -

! Como das en el clavo!

Antonio G. -

Estupenda reflexión. Totalmente de acuerdo en el fondo y en la forma, Angel. Un saludo