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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Propuesta de cambio de enfoque a la figura del defensor del pueblo

A principios de abril de 2012, la oficina del Defensor del Pueblo publicó un número especial de la revista "El Defensor al Día", con el resumen de las actividades de esta figura a la que la praxis ha ido recubriendo, lamentablemente, de una pátina decorativa.

Ha contribuído a dotar de este carácter mítico (preciso: elegante, aunque inútil), desde luego, la proliferación de defensores de las más variadas causas e instituciones -públicas y privadas- que, faltos de músculo coercitivo, languidecen en prolijos informes en donde se da cuenta de quejas e intenciones, con recomendaciones que hay que imaginar son lanzadas a la papelera más próxima, en cómoda parábola mental, por sus previstos destinatarios.

Sin embargo, no me parece que la razón principal del edulcoramiento de la figura del Defensor del Pueblo provenga de la tremenda competencia de otros defensorcillos desprotegidos del apoyo constitucional que tiene nuestra versión del Ombudsman pasada por el Síndic de Greuges, la habitación del punching-ball y la práctica adquirida con los Buzones de Ayúdenos a Mejorar.

La razón que percibo como culpable máxima de la ineficacia del Defensor del Pueblo es que los españoles no están educados para distinguir lo importante de lo superfluo, lo estructural de lo coyuntural, lo que es común de lo que les es propio a cada uno, convirtiendo a los defensores de lo que se hace mal y afecta a muchos en lo que me parece horrible porque me afecta a mí.

Sabemos, por el precioso Informe de actividades de la Oficina del Defensor del Pueblo español que las quejas individuales fueron 16.353, siendo el total de expedientes abiertos 24.381, de los que algo más de medio millar lo fueron de oficio. Y, como podría intuirse -por su afición a contar su vida sin esperar que nadie se la resuelva-, quienes más se quejaron fueron los madrileños, que acapararon casi la cuarta parte.

Aconsejo al lector que se sumerja en las páginas del Informe, en donde encontrará satisfacción a la curiosidad de conocer sobre qué se quejan los españoles. De la lentitud de la Justicia, de las informaciones financieras, del ruido y la contaminación, de la corrupción, de las políticas de empleo, de la discriminación, de las malas prácticas escolares, etc., etc. Una foto fija concluyente de lo que preocupa a la ciudadanía, en especial, cuando le va algo en ello.

Los últimos acontecimientos en torno a la situación española me animan a solicitar una nueva línea de actuación a la Oficina, aún reconociendo su intensa actividad y esfuerzo por dar satisfacción moral a los que acuden a esa institución creyendo que va a resolverles su problema.

Mi propuesta es que se defienda al ciudadano español en el mundo. Que allí donde se menosprecie la capacidad española para salir de la crisis, para investigar, para encontrar soluciones sin que nos las impongan desde fuera, para juzgar sin que otros entrometan sus narices en nuestras miserias, actúe de oficio, realizando un Informe en español y en inglés que enviará, pagándolo como publicidad si fuera necesario, a medios españoles y foráneos -y, obviamente, insertándolo en su página web-, defendiéndonos.

No será un despilfarro. No servirá para que los extranjeros envidiosos mejoren su opinión respecto a nosotros, pero nos elevará la moral.

 

 

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