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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Empleo entre las piedras

El grave problema de crear puestos de trabajo cuando las actividades principales que lo sostenían han desaparecido, es una cuestión bien conocida de la región asturiana y, aunque algunos se empeñen en decir que se ha resuelto, ni lo está, ni se espera que se vaya.

En una de mis recaídas profesionales en Asturias, como Director de Proyectos de la Sociedad Regional de Promoción, tuve ocasión de analizar -en controversia nada agradable contra los iluministas de las neotecnologías- las dificultades, costes y efectos de la generación de empleo como consecuencia del apoyo a las empresas locales y a los pequeños proyectos, en relación con las mismas variables cuando se pretende conseguir que una multinacional tecnológica se implante ex novo en una región.

Eran principios de los ochenta, pero tengo el fílin de que las cosas no cambiaron para mejor. Para crear un puesto laboral en fábricas de elementos o materiales de alta tecnología había que poner en circulación cien veces más que para generar uno en el sector de la construcción o servicios...y, en una parte no despreciable, además, carecíamos de los profesionales adecuados, que tenían que ser contratados en el extranjero. (1)

Viene esto a mi cuento porque sigo pensando que dejar languidecer como apestado, en su lecho de dolor, al sector de la construcción, en un país que tiene más de cinco millones de parados es un gravísimo error.

La construcción es, junto a los servicios, una de las pocas actividades que generan empleo inmediato. Recuerdo lo que la entonces alcaldesa de La Paz (Bolivia) -en este caso, a finales de los noventa- me decía cuando le pregunté, al ver a cientos de obreros reponiendo, piedra a piedra, sin maquinaria alguna, el adoquinado de las calles de la ciudad: "Es la forma más directa de distribuir los escasos fondos del municipio entre la gente que más lo necesita y que no tiene cualificación".

Y ahora brinco en el Comentario al momento actual. Peter Sweatman volvió, en su disertación del 3 de febrero de 2012, invitado por la cátedra BP como telonero de una interesante jornada sobre "Reflexiones sobre la hoja de ruta de la energía europea para 2050", a presentar su propuesta: movilizar, de forma masiva, dinero para mejorar la eficiencia energética de los edificios.

Lo tiene escrito en su libro, en colaboración con Albert Cuch, "Eficiencia energética de edificios en España": rehabilitar el 37% de los hogares españoles permitiría generar 150.000 empleos estables durante 40 años.

El sector de la rehabilitación energética -que Sweatman denomina "nuevo sector"-, enfocado hacia los 25 millones de viviendas que constituyen nuestro parque total, podría movilizar 10.000 millones de euros que quedarían disponibles para otros objetivos, consiguiendo, además, que el ahorro en consumo de energía cubriese la inversión para un conjunto de 250.000 a 450.000 hogares/año (en un período de 30 a 40 años), y, al mismo tiempo, se ayudaría al cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de CO2.

La propuesta encaja con la necesidad de rehabilitar -no con fines exclusivamente de eficiencia energética, sino de seguridad, estética, o acomodación a las exigencias de una mejor calidad de vida- de numerosos edificios en el casco urbano de nuestras ciudades y pueblos, antes de que se caigan y en vez de ver a muchos de ellos agrietándose y despedazándose sobre las aceras. Una necesidad que se convierte en muy especial en el caso de edificos con valor histórico y, en general, una reflexión inexcusable siempre que se encuentre como cierto que, casi siempre, el coste de rehabilitar es menor que el de construir ex novo. Comoo también lo es prevenir que lamentar.

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(1)

Como no quiero ayudar a resucitar viejas polémicas, reafirmo que no soy -al contrario- un terminator de las neotecnologías. Solo estoy comparándolas desde la perspectiva del empleo, con otras alternativas. Por supuesto, es mucho más vistoso para un político inaugurar una supermáquina de fabricación automática de fibra multiresistente que un restaurante con horno de leña. El restaurante puede que haya generado diez puestos de trabajo inmediato; y la máquina multeresistente, si ha sido importada de Alemania o Japón, nos habrá dejado un poco más pobres aún, y tecnológicamente, en el mismo foso.

1 comentario

Albert -

Le manden una copia del libro a Rajoy, please!