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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Lo que distingue a los emprendedores

El debate floreciente acerca de lo que caracteriza al espíritu emprendedor es una nueva versión de la discusión escolástica acerca del sexo de los ángeles.

Por más vueltas que le doy a lo que provoca que un tipo que hasta entonces era normal, se líe la manta a la cabeza y ponga tiempo y dinero en un proyecto que va, en el mejor de los casos, a provocarle insomnios persistentes y taquicardias continuadas y que, si se tuerce, arriesgará con conducirle a la cárcel y si se tuerce aún más -no lo quiera Dios- puede arrastrarle al suicidio o a montar otro negocio con los restos del naufragio, encuentro que no hay análisis sociológico que ofrezca razones convincentes.

En consecuencia, estoy convencido de que el sexo de los ángeles y el espíritu emprendedor son conceptos útiles para sostener los respectivos edificios en los que ocupan una dependencia secundaria: los sótanos o los desvanes del tinglado. Con otros palabras, en lo sustancial, son seres imaginados.

Me resulta mucho más efectiva la comparación entre el espíritu emprendedor y el virus de la gripe, porque surgen a raudales muchas más semejanzas: no se encuentran dentro de uno, en la situación normal, sino que pululan por ahí; se cogen en caso de aglomeraciones y cuando se anda sin protección a la intemperie, en particular en cambios de paradigma; es mejor prevenir su aparición, utilizando las vacunas para combatirlo que, cada período, son ofrecidas por los laboratorios correspondientes y atender a la experiencia de los que ya lo pasaron y están curados; si, a pesar de todas las precauciones aparece, mientras dure la infección, dominará al cuerpo y la mente del que lo posea; algunos privilegiados parecen tener defensas naturales contra el virus, pero ha de tenerse siempre presente que, en general, se contagia y puede alcanzar dispresiones epidémicas en ciertas épocas.

Lo que distingue a los emprendedores, abundando en esta comparación, es una debilidad circunstancial que les deja bajos de defensas y les lleva a ser presa más fácil del virus de la oportunidad. La inmensa mayoría, después de haber guardado unos cuantos meses o años en la cama de su ilusión, se recuperan, y vuelven, desmejorados, a la normalidad de hacer lo mismo que los demás: lamentarse de lo mal que va todo.

Pero hay unos pocos, poquísimos, que triunfan y, desde ese momento, pasan a ser venerados como arcángeles, tribunas, potestades o, si tienen aún más suerte, descienden a los infiernos y son considerados como ángeles rebeldes.

P.S. (Mi hijo Miguel, empresario de éxito, me recomienda -supongo que sin haber leído este post, aunque a su raíz- que, si quiero que mis elucubraciones respecto a lo que deben de hacer los emprendedores tengan repercusión, debo anunciarlas como "Decálogo para emprendedores". He aquí una primera versión de este propósito:

1. Si te crees emprendedor, cerciórate antes de tomar una decisión sobre si existen antecedentes en tu familia, y preocúpate de conocer lo que les pasó a ellos.

2. Antes de seleccionar un proyecto con posibilidades, pon uno tras otro, sin valorarlos, varios proyectos en los que, en tu opinión, no tendrías ningún éxito. Puedes hacer una lista tan larga como te parezca. Si no se te ocurre ninguno, abandona de inmediato la prueba y no pierdas más tiempo: comienza a preparar oposiciones a funcionario.

3. Enumera, al menos, diez proyectos que te parezcan interesantes, y pregúntale a tu mejor amigo -no vale nadie que sea de tu familia y tampoco sirve si tu amigo es un colega del IESE- si invertiría contigo en alguno de ellos. Elimina ese proyecto de la lista.

4. Si crees tener todo el conocimiento necesario para montar uno de esos negocios, sin necesitar en absoluto ayuda de nadie, abandónalo también de inmediato; te falta objetividad para entender su complejidad.

5. Haz una previsión, lo más exacta posible, del capital que necesitarías aportar, las necesidades de personal y las carencias tecnológicas, para, al menos, cinco de los proyectos del apartado 3 (excluído, por supuesto, el que tu amigo seleccionó como el mejor).

6. Realiza una proyección de los ingresos y gastos que esperas obtener para, al menos, los tres proyectos anteriores que necesiten menos inversión, menos personal, y menos tecnología. Elucubra tres escenarios posibles: pesimista, muy pesimista y completamente pesimista.

7. Revisa los proyectos que habías desechado, según el apartado 2 y escoge los tres en los que, con absoluta seguridad, nunca invertirías, aunque estuviéras en situación de máxima necesidad y fueras el único en el mundo con esa idea.

8. Tómate un par de cervezas, ve al cine, lee una o dos novelas de mutantes en el metro y, si te encuentras aún con la cabeza despejada, tómate otra cerveza. En ningún caso cojas el coche ni confieses en ese momento a nadie que estás a punto de tomar una decisión que cambiará tu vida, porque podrá ser malinterpretado. (Si no hay metro en tu ciudad, divide los resultados que hayas obtenido en el apartado 6 por tres).

9. Al volver a casa, vuelve a revisar el mejor proyecto según el apartado 6 y compáralo con el proyecto que menos te ilusiona de los que hayas agrupado según el apartado 7. Medita sobre lo que deberías hacer con ese miserable proyecto para que te ilusionara y llama a tu mejor amigo, a la hora que sea, para confesarle que, siguiendo sus consejos, has elegido el proyecto que a él le gustaba.

10. Si después de haber seguido este proceso, y oir de tu amigo que ya era hora de que le hicieras caso en algo, no te apetece preparar oposiciones para funcionario, incluso como celador de hospitales, pónte un medalla -valen las de la virgen del Carmen-, porque la mereces. Has resistido la prueba del nueve: eres empresario y cualquier asunto al que dediques tu atención, tiene una probabilidad sobre diez de tener éxito. Enhorabuena.

11 (Corolario). Es posible que te llamen para dar conferencias sobre tu proyecto a otros posibles emprendedores. Cuéntales siempre alguna anécdota -inventada, claro- acerca de cómo elegiste el nombre de la sociedad, elegiste a tus primeros empleados o te separaste de tu pareja.

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