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Al Socaire de El blog de Angel Arias

A la búsqueda de iniciativas para aumentar el bienestar

He tenido un sueño. Si la sostenibilidad del mundo global fuera objetivo común, la humanidad estaría seleccionando un "Director de Nuevos proyectos", que, con un equipo de élite, se encargara de seleccionar las iniciativas más prometedores para generar bienestar a escala mundial, aumentando los niveles actuales. 

Un trabajo interesante, sin duda, para el que no será fácil encontrar el perfil más adecuado. Para empezar, hay que destacar un matiz respecto a los objetivos que deberían encomendarse al personaje: no se trataría de generar riqueza y empleo como propósitos prioritarios -ni a escala global, ni, por supuesto, a escala local-, sino de aumentar la satisfacción total.

Es una quimera, una elucubración solo posible ante el papel. De ser siquiera esbozado el análisis de esta propuesta, se dedicarían décadas antes de tener unna ligera idea de cómo medir la satisfacción del ser humano, escogiendo aquellas características que fueran admitidas como relevantes. ¿Estarían unánimemente de acuerdo los representantes de todos los países respecto a lo que representan índices ya utilizados en la actualidad, como el IDH (índice de desarrollo humano)?.

Bueno, tal vez, habría que empezar designando a un Defensor de la Humanidad, un recolector de todas las quejas de los que se sintieran agraviados y que tuviera, al menos, un mínimo poder para poner sus resoluciones en el Panel de anuncios por un mundo sostenible.

El Defensor de la Humanidad podría reportar a un Consejo Mundial de Etica, formado por representantes de todos los Estados, grupos sociales, etnias, en número directamente proporcional a sus habitantes o miembros e inversamente proporcional a su riqueza. Ese Consejo debería, también, tener la capacidad de decisión para seleccionar de forma autónoma e incuestionable aquellos proyectos que deberán ponerse en marcha y en qué lugares, de la relación que le fuera presentando el Diector de Nuevos Proyectos Mundial.

Para conseguir la capacidad económica con la que poner en práctica los proyectos que fueran seleccionados, avalados con los correspondientes estudios de viabilidad, el World Project Manager (suena mejor en inglés) dispondría de un cierto capital formado por los importes presupuestarios que todos los países de la Tierra hubieran destinado a dotarse de armamento y mecanismos de defensa durante los próximos diez años, "a partir de ya".

Esta cantidad, seguramente insuficiente, se incrementaría con la mitad de beneficios empresariales que no se dedicara de inmediato a reinversión.

De pronto, me desperté. En la radio, alguien anunciaba que había que dejarse aconsejar, en un país de Liliput, por la empresas que estaban teniendo éxito en la generación de riqueza. Y me volví, consciente, a la pesadilla.

 

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