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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre carreras, objetivos y resultados

(Nota para el lector: Este Comentario va dedicado a nuestros lectores en Hispanoamérica -y también a los naturales de otros países que tengan un nivel alto de español-. Esperamos ayudarles a que nos entendamos mejor).

Si está interesado por conocer el precio de una carrera, debe precisar si se trata de una carrera desde el Hotel hasta, pongamos por caso, el centro del Corte Inglés, o pretende obtener un diploma para ejercer qué oficios, expedido según en que Universidades.

Hace tiempo había mercerías especializadas en coger puntos a las medias, para corregir las carreras que aparecían en aquéllas. Esta consecuencia, hoy insólita por culpa de los pantis y las nuevas costumbres, acaecía con fastidiosa regularidad, cuando las señoras trataban de enfundárselas con prisa o cuando los señores se acercaban demasiado al tiento de sus piernas. 

Hay pocos sitios en donde se consigan, pierdan o recojan puntos (salvo en los estadios deportivos, o para conseguir una reproductora de dvds con la compra del periódico) y, por lo general, son difíciles de conseguir, en especial para los cantantes españoles que acuden a festivales de Eurovisión, salvo que tropiecen en el escenario y se los ponga un facultativo en la barbilla.

De entre las carreras que no se alcanzan en los centros de enseñanza, en el siglo pasado estuvo de moda la carrera del señorito, que te la hacían, para chincharte. Hoy está en desuso, tanto por ser juego mayormente entre niños y adultos , como por el riesgo de que aquel al que se le obliga a correr con el rostro por delante, se escurra y rompa los morros.

Hablemos, pues, para centrar el tema, de carreras universitarias. Como es sabido, que todo el mundo pueda lucir un título universitario es el objetivo irrenunciable del sistema educativo español, que está copiado de otros programas internacionales.  Se puede obtener un título por internet, sin dar ni clavo (salvo entregar unos euros por la falsificación), pero lo más normal es que haya que sudar algo la camiseta para conseguirlo, aunque sería de tontos meterse en la aventura de matricularse en una de las pocas carreras que obligan al aspirante a sudar la gota gorda. Y eso porque, al final, todos calvos, y el que tiene padrino se bautiza y a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga.

Tampoco es que pretendamos que llegar a estar laureado sea cosa chupada, pero no no es normal que sacar una carrera cueste un huevo, salvo las que se sigan en centros privados y, en ese caso, el paganini son los padres.

Si no eres ni un tarugo ni te comportas como un capullo y dejas pronto de ser un pardillo (que es la puerta del saber por donde aparecen los adolescentes después del Bachillerato), te bastará con estar al tanto de lo que se cuece y, muy de tarde en tarde, poner el callo, porque con hacerte el visto y aguantar el tiro, malo será que, con el tiempo, no salgas con la papela que te faculta tanto para lanzarte a buscar trabajo como para hacer un master de postgrado.

No quisiéramos meternos en camisa de once varas, pero hay quien, llegando al mismo fin y logrando igual diploma, pasa las de Caín y quien termina sin saber de la misa la media, por lo que, ante la mínima, se comporta como un pulpo en un garaje que, después de todo, es preferible a entrar como un elefante en una cacharrería.

Si Vd. pertenece al grupo de aquellos a los que les han regalado -por la razón que fuere- el título, mejor ándese de puntillas por las cosas y, si le señalan desde arriba para colocarle alguna papeleta, haga la vista gorda, escurra el bulto o deje que el chaparrón pase antes de que le descubran que no tiene ni pajolera (o, aún peor, ni repajolera) idea.

Esto, salvo que el asunto esté chupado, o siendo de una complejidad variable entre difícil que te cagas y le ronca cojones, los tenga bien puestos, y, para chulo Usted, improvise con lo primero que se le venga a las mientes, si es que no consigue antes dar una larga cambiada.

Y, en caso de que le vengan mal dadas y no acierte con el quid en las primeras, consuélese pensando que nadie nació sabiendo, ni Zamora se hizo en una hora, ni deja de ser cierto que no es en Salamanca donde se aprende a capar, sino cortando cojones.

2 comentarios

Administrador -

Luis, no soy consciente de haberle echado morro a los caldos que me ha tocado tragar. Ahí sí que te enmiendo la plana. He saboreado mieles de triunfo, tragado algunos sapos (pocos, por cosa del carácter), y añadiendo guindilla a la carne que puse en el asador. Estoy satisfecho de haberle plantado cara a temas difíciles y, especialmente de haber contado con gente pata negra en los equipos que me tocó dirigir, capaces de apechugar con lo que hiciera falta, calentando motores o dando un rodeo, pero lidiando con todo. Gracias a eso, hemos pasado por travesías de desierto, visto finales de túnel y salido de atolladeros. ¿Verdad?

Luis de Lope -

Has hecho un huevo de entradas pero ésta mola mazo y está claro que, en vez de dormirte en los laureles y tirarte a la bartola, eres capaz de echarle morro, liarte una manta a la cabeza y afinar el lápiz para escribir una entrada diaria