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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la propiedad de las setas silvestres y su legislación

Las setas silvestres, en España, salvo que el terreno en donde crecen haya sido declarado administrativamente "coto micológico" son de quien las recoja. Tienen la consideración de "res nullius" y su propiedad, como la caza o la pesca, -a salvo de lo que prevea para éstas su legislación específica-, se adquiere por ocupación.

Para recoger las setas es, sin embargo, evidente que se debe penetrar en la propiedad de otro. Sin necesidad de argumentarlo, debe admitirse que esta irrupción en lo que no nos pertenece, además del consentimiento tácito del dueño, ha de ser pacífica y respetuosa con la propiedad (animales, frutos, terrenos, cercados, edificaciones, etc.), a la que no se deberá causar daño alguno.

Esta situación viene señalada, evidentemente, por la costumbre. En la apreciación consuetudinaria, las setas no tienen valor alguno e, incluso, pueden resultar peligrosas a quien las ingiera; así que, "allá se entienda con ellas cada uno".

Las cosas han cambiado bastante, tanto en lo que respecta a las setas como alimento de calidad, como en la valoración ecológica de este producto de la naturaleza. En ambas direcciones, cabe realizar algunas puntualizaciones.

Algunas setas son excepcionalmente apreciadas en la actual gastronomía. La proliferación de recolectores de setas de variado pelaje al llegar la estación propicia, suscita algunas reflexiones que no tienen que ver con la micología, sino con el sentido común. Los níscalos, boletus, robellones, lepiotas, setas de cardo o marasmius (en especial) son buscados en muchos sitios con obsesión.

Atendiendo a la cantidad y modo de recolección, habrá que distinguir, desde luego, entre micófagos y depredadores, estableciendo incluso una categoría especial para los insensatos. Quien recoge setas para su propia ingesta y la de su familia, guiado por su conocimiento sobre el tema, dejando intacto lo que no identifica y con el mayor respeto hacia lo que no es suyo, detenta la categoría excelsa de micófago y merece, en nuestra opinión, todo respeto.

Junto a esos pocos, proliferan otros individuos, manifiestamente ayunos de información micológica, que parecen disfrutar destruyendo lo que no les pertenece, ignorando no ya su valor de mercado, sino el alto valor ecológico de hongos y setas; cortan con sus navajas o pisan cualquier forma de seta, o recogen cuanto encuentran sin importarles formas o aspectos, amontonándolo en bolsas de plástico o cestas de ocasión, a la espera de que alguien les ayude a separar -¡como si fuera seguro!- lo bueno de lo malo, y muchas veces acaban arrojando, sin estar siquiera arrepentidos, el producto de su desfachatez, a una cuneta.

Existen, en fin, quienes ven en el aprovechamiento micológico un negocio, recolectando, en los sitios que conocen bien y aprovechándose de los momentos propicios, la mayor cantidad posible de setas, para venderlas a restaurantes o traerlas directamente a los mercados, con lo que obtienen un interesante complemento a sus otros emolumentos, que puede llegar a unos cuantos miles de euros.

No será sencillo estructurar una regulación micológica absolutamente coherente, que ponga en claro el derecho preferente del propietario a la explotación micológica, evitando el enriquecimiento de terceros con la expropiación de la producción de sus terrenos, cuando éstos recogen las setas para su venta en el mercado.

Tampoco es fácil, porque afecta a la cultura ambiental y es materia de la que se habla mucho pero se practica menos, llevar a la convicción de los excursionistas campestres, que la recolección de setas exige conocimiento y, sobre todo, respeto a la naturaleza.

Pero es urgente avanzar en ambas direcciones, de forma uniforme y clara. En algunos países europeos, por ejemplo, las cosas no son ya tan permisivas. En Austria, se pueden recoger como máximo 2 kg de setas por persona y por día, y si los guardas forestales detectan a alguien con cantidades superiores, se le incautan las setas y se le multa con 600 euros.

(En la provincia de Segovia se ha anunciado, a partir de 2011, la implantación de un permiso de recolección para seteros en las comarcas de Ayllón y Guadarrama (Unidades de Gestión para Aprovechamiento Micológico, UGAM), afectando a más de 30.000 Ha. ha provocado un fuerte reacción entre los aficionados.

Las previsiones son que, superada esta primera campaña como informativa, sucesivamente se implanten otras zonas hasta totalizar más de 140.000 Ha. en Castilla y León, pretendiendo la regulación de un mercado que, según estimaciones, supone en una temporada buena la recogida de más de 17.500 t y una renta a los recolectores de 65 millones de euros).

2 comentarios

Administrador -

Magnífica temporada de setas está resultando ésta. Prolífica especialmente en boletus edulis, pinícola, luteus, elegans, etc.)y sin que falten los excelsos lactarios.

Miguel -

De acuerdo con todo!, una solución sería imitar el proceso de la pesca de río, con capturas máximas y federados micológicos!.

Por cierto! qué tal estaban los boletus de ayer?, nosotros todavía lo tenemos en la nevera, en espera de un momento propicio para la degustación!.