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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el sentido de la vida

Imaginemos encontrarnos en un examen. Un examen crucial, del que dependiera todo. ¿Todo?. Sí, todo.

Hemos entrado en la sala y, desde el comienzo, nos ha extrañado que hubiera tantos examinandos junto a nosotros. No creíamos que el puesto a cubrir fuera tan importante. Hay gentes de todas las edades, de las más variopintas condiciones, razas, cualidades.

Estamos en las filas de atrás, y no vemos quién ha abierto el sobre en el que figura el texto a glosar por todos los presentes. Un joven distribuye las papeletas. Leemos la pregunta, única, que hay que desarrollar: el sentido de la vida.

No hay límite de tiempo. Bueno, sí. Hay límite pero no será el mismo para todos. En cualquier momento, alguien nos retirará el papel. Tampoco sabemos cómo se puntuará el ejercicio, ni siquiera si habrá alguien que califique los trabajos.

Apetece gritar ¡No hay derecho!, ¡No caigan en la trampa de hacer esta prueba! ¡No servirá para nada!. Pero nos contenemos.

Se comenta que muchos ya han entregado sus ejercicios; hay rumores de que algunas plazas ya están concedidas de antemano. ¿Para hacer qué?.

En un rincón del aula se han sentado juntos varios que alardean de haber ido a un academia especial, y que su director ha recibido el chivatazo de la respuesta correcta. Algunos escriben frenéticamente; otros copian ostentosamente de libros y apuntes. Nadie parece vigilar el aula inmensa.

Miramos la hoja de papel en la que hemos dibujado algunas líneas, escrito varias frases que nos parecen incoherentes. Tachamos todo. No nos convence.

La persona que tenemos justo al lado nos sonríe. Aunque reconoce que tampoco ha preparado nada, que está allí sin saber qué hacer, sentimos que, de pronto, nos ha llegado la inspiración.

1 comentario

Jorge -

Muy poético y muy bonito.
La vida si que no tiene sentido sin afectos.