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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la imagen exterior de España

Todas esas personas que se abrazaban, lanzando gritos de júbilo, vestidos con la camiseta roja de la selección de fútbol, cuando el asturiano Villa, "el Guaje", metió un gol al equipo que representaba a Portugal en el Trofeo Mundial de Sudáfrica, se sentían identificados con un proyecto singular.

Ese proyecto singular, en el que pueden encontrarse múltiples matices, es el de que ese equipo de fútbol que representa a España gane la Copa de campeón del Mundo, en competición con equipos formados por otros atletas nacidos en diferentes países. Que una buena parte de los aficionados sea capaz de recitar de carrerilla los nombres de todos los jugadores, de los suplentes, del entrenador y hasta de sus esposas y novias, es un detalle adicional sin mayor importancia.

Lo importante es que miles de españoles -¿millones?- se sienten identificados con un equipo de fútbol. Si gana, se podría pensar que ganan ellos. Si pierde, se sienten frustrados con ellos.

Ojalá que se pudiera encontrar la razón íntima por la que se puede ilusionar a un colectivo tan numeroso con el trabajo, y el éxito de unos representantes de élite. No solamente en el fútbol, o en el tenis, o en el motociclismo o en las carreras de bólidos. Qué decimos solamente. Sobre todo, que se pudiera saber cómo ilusionar a la población con el trabajo de sus políticos, de sus empresarios, de sus científicos, de sus técnicos, de los mejores profesionales de cada oficio.

No sabemos. Ignoramos, en verdad, qué diablos es lo que mueve a millones de personas a seguir abotargadas emocionalmente las evoluciones de unos jóvenes, olvidando que están en paro, o que tal vez mañana perderán su trabajo, o que el dinero que guardan en el Banco está en peligro, o que sus acciones valdrán mañana un poco menos o su casa ideal será más inalcanzable.

Porque si supiéramos cómo hacerlo igual, seríamos el mejor país del mundo. Empujados por la misma ilusión, dirigidos por el trabajo de los mejores, no habría selección de políticos, intelectuales, profesionales, investigadores, que nos tosiera.

Pero, ay, nos tosen. Nos pueden. Seremos campeones del mundo de fútbol (lo deseamos, también, para gozo de tantos seguidores), pero nos levantaremos un poco más pobres, más descoordinados, menos solidarios, empecinados en discusiones interminables para defender la mínima parcelita que nos afecte, olvidando las necesidades del vecino y, lo que es más grave, las de todos.

1 comentario

Constantino -

Hay que ver que razonamientos se te ocurren, Arias!!!Me identifico totalmente con lo que dices. Solo que nuestro Villa ya va saliendo de guaje, no te parece?je, je