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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre geocosmoísmo y guerras por el agua

Uno de los asistentes a la conferencia del muy laureado arquitecto Antonio Lamela (título: "El agua"), que dictó el 13 de abril de 2010 en el claustro de la Escuela de Minas de Madrid, se interesó por saber si la tercera guerra mundial tendría como objetivo el agua.

El título "paraguas· que se había encontrado para la exposición y la personalidad polivalente del conferenciante, favorecían un coloquio abierto e interesante. Se le preguntó por casi todo - riesgo actual de contaminación del agua subterránea como consecuencia del accidente de Chernóbil, precios del agua desalada para agricultores e industrias, coste real del trasvase del Ebro, etc.-

A todo contestó Lamela sin inmutarse. Como aquellos sacerdotes de la postguerra que tenían los libros sagrados en el cerebro y, por la fe y el dogma encontraban la respuesta para las más intrincadas o aviesas de las preguntas, el arquitecto, premio Jaime Primero, y avezado en conferenciar en muchos ámbitos y ante públicos menos entregados que el de ayer, recurrió al geocosmoísmo cuando había que dar cifras.

El geocosmoísmo es una de las creaciones originales de Lamela, que viene difundiendo -el dice que sin mucho éxito- desde hace quizá medio siglo. Supone, en en esencia, la necesidad de considerar la repercusión de las acciones humanas a escala global, con una visión integradora, holística.

Es decir, aunque algunos de los intervenientes en el coloquio estaban empeñados, al parecer, en traducir en cifras económicas los asuntos del agua, la variable que permitiría tomar las decisiones adecuadas en relación, por ejemplo, con los Planes Hídricos (que no Hidrológicos, como apuntó el conferenciante), sean de España como de China, es la ética.

No se nombró. Tampoco tuvimos ocasión de formular nuestra reflexión -habia muchos asistentes interesados en decir algo y a las ocho y media de la noche el bedel de la Escuela de Minas asomó la cabeza por el precioso claustro para anunciar que había que cerrar-. Pero nos acordamos de la conferencia de José Antonio Marina, a la que habíamos tenido ocasión de acudir por la mañana del mismo día.

Lamela y Marina, como otras de las escasas figuras del páramo intelectual contemporáneo, nos recuerdan, cuando les damos ocasión, de que lo importante no son las cifras, sino las ideas. De que las guerras por los bienes que nos producen satisfacción, no provienen por su escasez, sino por el deseo de algunos pocos de acaparar más de lo que necesitan, para enriquecerse a costa de otros.

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