Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los homenajes póstumos

La consideración que su existencia ha de merecer a sus conciudadanos no dependerá solamente de Vd., sino sobre todo, de la manera en que se produzca su óbito.

Si Vd. tiene la mala suerte de morir en un accidente de autobús cuando regresa de ver un partido del equipo local, ha caído por un barranco mientras hacía senderismo y estuvo varias semanas perdido sin que su cadáver fuera encontrado, o le han acuchillado al salir del cine al ver una película de Almodóvar, sus posibilidades de tener un funeral multitudinario y de que el alcalde/alcaldesa de su puebloa, decrete tres días de luto y bandera a media asta en el edificio del Consistorio, son muy altas.

Por razones desconocidas, que nada tienen que ver con lo que haya sido el resto de su vida (toda). Estamos en un mundo que concede gran valor a los símbolos mediáticos.

Sus posibilidades de adquirir notoriedad póstuma son mucho más altas, desde luego, que si ha dedicado su vida a la investigación, ha sido funcionario probo y eficiente durante cuarenta años o ha consumido sus años como monja dedicada a la enseñanza en el Gabón (ejemplos, como los anteriores, estrictamente imaginarios).

Al igual que existe la fórmula del testamento vital y en paralelo con otras últimas voluntades, quienes han dedicado su vida a hacerlo lo mejor posible, sin recibir la mínima consideración de sus contemporáneos, podrían preocuparse por garantizar que, si tienen la mala suerte de que su muerte se produzca en condiciones de circo mediático, no les hagan, por favor, un homenaje. Que los dejen en la paz e ignorancia con la que les mantuvieron en vida, cuando sí les hubiera producido alguna satisfacción que alguien se preocupara por manifestar algún reconocimiento por su trbajo.

0 comentarios